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Archivos personales custodiados por el Archivo del Ateneo de Madrid
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1862-06-26. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, comentando la despedida a los duques de Montpensier con motivo de su viaje y lamentando una tontería que dijo por equivocación en la mesa de Sus Altezas. Le refiere también algunas noticias y finalmente dice ocuparse de un tomo de artículos religiosos que se está imprimiendo en Cádiz, cuyo comienzo será el informe sobre la reedificación de la capilla del Valme.

TRANSCRIPCIÓN:

Sevilla 26 junio 1862
¿Qué es esto?, dirá V. Es, amigo mío, un "Adiós" que con la prisa de la partida no pude decir a V.; es un "buen viaje" que llega cuando ya está finalizado; es: "V. deje mandado", que aún viene bien, pues siempre son constantes y sinceros mis deseos de servirle; es aún más, es una súplica de que cuando V. tenga más adelante un ratito perdido, lo emplee en darme noticias del viaje y cómo lo han soportado los caros seres que alejaba de las costas de España, ufano y orgulloso, el Isabel II. No he cesado de mirar la veleta que señalaba viento sur, favorable por cierto, pero que me temo haya agitado mucho la mar. ¡Cuánto habrá gozado S. M. la Reina Amalia en ver a sus hijos y a sus hermosísimos nietos! ¡Ay! ¡Cuán presente los tengo, cual los vi en la deliciosa tarde pasada en los jardines de S. Telmo! Aún están sobre mi mesa las flores que me dieron, y si las lágrimas de cariño que vierto sobre ellas fuesen rocío ¡por cierto que no se ajarían nunca! Veo al Infantito D. Fernando altamente disgustado con el despotismo fraternal que le quería impedir el remar, preparándose así a su largo viaje de mar. ¡Qué ángeles! Solo les faltan las alas para volar. Esto me recuerda que dije una tontería en la mesa de SS. AA. Eso no sería extraño, porque "digo" muchas, (si bien puede que no las "escriba"). Dije que había escrito a Mr. de Latour que no olvidase en los Elíseos con sus ninfas y Dioses paganos a S. Telmo con sus ángeles cristianos. Ahora bien, recuerdo que no es en los Elíseos, sino en las Thuilerías en que están las estatuas paganas a que aludo. Si V. hallase ocasión, aunque no es fácil que suceda por lo muy ocupada que estará allí la atención, así de SS. AA., como la de V., en cosas de más interés, desearía que deshiciese V. una equivocación que no ha sido mía, sino de una criada que recibió la noticia de la feliz llegada de nuestros queridos amigos los Sres. de Latour a St. Nizaire y al mismo tiempo la bondadosa y atenta pregunta de cómo seguía mi sobrina la Sra. de Cascajares. La criada quizás por solo el placer de pronunciar el nombre de SS. AA. RR. y darme a mí el placer de oírlo pronunciar, viendo la librea de la casa real, creyó la bondadosa pregunta descendida de tal alto origen, y después he caído en que sería una atención personal de Cajigas. ¡Pero anda con Dios! No creo que SS. AA. RR. puedan haberse ofendido de una equivocación que trajo su última, dulce y agradecida sonrisa sobre los labios de un puro y bello ángel pronto a aparecer ante su Dios. Dichas ambas cosas quedo tranquila, no quisiera por nada en este mundo quedar en falta de ningún género grave ni leve con las augustas personas que con más entusiasmo venero, con más simpatía admiro y con más ternura amo.
Por más que allí tenga V. todos los papeles del mundo, envío a V. esos trocitos de nuestros periódicos. Siento que hayan metido a López Conejero en pedir destino a la Reina. Creo que sería la intención benéfica de SS. AA. RR. que adelantase en su carrera y siguiese siendo un buen militar.
Mientras que la Isabel II, navío, surcaba los mares con sus tesoros, Isabel II, Reina, salía de su cuidado dando el ser a otra Princesa. Como en las familias reales las hembras no son tan bien recibidas como los varones, las campanas de la Catedral no estuvieron tan alegras como poco antes lo habían estado cuando dieron la bienvenida a S. A. Don Felipe.
No puedo dar a V. la más mínima noticia que sirva de grano de sal a esta insulsa carta. Me ocupo de un tomo de "artículos religiosos", exclusivamente, que se está imprimiendo en Cádiz. Empieza por mi "compte-rendu" de la reedificación de la capilla del Valme, en lo que espero que SS. AA. RR. no tendrán inconveniente; mis libros donde más se venden es en América y Alemania, y debe saberse allá toda esa admirable historia pasada y contemporánea, y en qué se ocupan estos Príncipes cuya enorme superioridad alarma tanto a dos gobiernos. El papel se acaba; póngame V. a los pies de SS. AA. RR. Beso las 12 blancas y preciosas manecitas que como un collar de perlas abrazan en este momento el noble cuello de la augusta madre de su Padre. Mil cariños a las Sras. de Vallejo y Robles y V. perdóneme con la indulgencia de caballero y de amigo. Lo es de V. de corazón,
Fernán

¿Piensa V. que SS. AA. RR. se ofenderían si les dedicase mi libro sin su consentimiento? Si fuese así suplico a V. que se los pida. [texto añadido al principio de la carta]

1862-12-26. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, comunicándole que lamenta no estar mañana en su casa, por si acaso pensaba acudir a verla.

TRANSCRIPCIÓN:

Mi querido y amable amigo:
Me parece que me dijo V. que puede que volviese mañana a verme, y como no me consolaría de que no me hallase le advierto que comeré mañana en casa de Pancha, de manera que desde las tres y media no estaré en casa, habiendo dado mi palabra de acceder a sus ruegos, por mucho que me cuesta salir de mi rincón, pesar que se aumenta ahora, en que tenía la esperanza de haber visto a V. en él.
Su más sincera amiga
Fernán
26 Dbre. 62

1863-03-12. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, en la que muestra su interés por el caso del capitán D. Bruno Farina, a quien el fiscal se niega a otorgar licencia de casamiento. Le cuenta algunos pormenores del caso y le agradece su bondad por intervenir en la resolución del asunto.

TRANSCRIPCIÓN:

12 marzo 1863
Quisiera, mi sin igual amigo, tener a mi disposición las cien trompetas de la fama para poder pregonar por el orbe entero que no hay, ni es posible que lo haya, un hombre más fino, más eficaz, y sobre todo más "bueno" que V. Si V. pudiese calcular el bien que me ha hecho su carta, sentiría ciertamente una satisfacción en haberla escrito. Ayer me escribió Fermín Puente (que tiene para mí la desgracia de ser siempre conducto de malas nuevas) que el Sr. Cevallos Escalera (fiscal el más fiscalizador, malévolo y cruel) le había dicho que tal licencia no podía darse por dos dificultades que presentaba su otorgamiento. No sólo lloré amargamente, no sólo no he comido ni dormido apenas desde que tan cruel fallo vino a mis manos, sino que, obrándose en mi intención un cambio furioso, estuve por afiliarme en la revolución que acaba con tales tiranuelos que se gozan en hacer "el mal" y que abren pomposamente las ordenanzas para impedir la inocente y legítima unión de dos personas oscuras y modestas, que ponen cortapisas y obstáculos al santo y moralizador vínculo, base de la familia, que juegan cual el gato con el ratón con la felicidad personal y doméstica del hombre, quitándole su "libertad" individual cuando la quiere emplear para el bien. ¡Esto es cruel, es atroz, es gozarse en hacer la desgracia de otros, sin que clase alguna de bien resulte de ello! No puedo pintar a V. mi indignación y mi dolor. Ya una vez ese dichoso tribunal (¡¡ sobre el que caigan todas las flechas de Cupido y todas las antorchas de Himeneo!!) hizo inútil todos nuestros pasos cuando esta desgraciada ahijada de mi madre suplicó a S. M. la Reina que con una cédula Real le dispensase el presentar su fe de bautismo. Esta instancia tuvo que ir (muy inútilmente a mi ver) al Tribunal. Este, que no tenía más que hacer sino "negar" o "conceder" a la Reina la facultad de hacer una buena acción, no lo hizo así, sino buscando una evasiva hasta ridícula, dijo que fuese él (el novio, Farina) el que hiciese la solicitud; esto, como V. se hará cargo, no podía ser, pues fuera parte que era someterse a un arbitrario capricho pasando por todas las manos de los jefes de su regimiento, era dar una publicidad al asunto que a toda costa se quería evitar. Parecía pues ya imposible este enlace, cuando, compadecida la madre de ella, la reconoció en documento público en el que se dice que, no habiendo podido efectuar su proyectado enlace por muerte del padre de su hija, no la pudo reconocer. El padre era un Coronel francés, hermano del general de su mismo nombre Villate. Habiendo sido este último uno de los "bravos" de su tío, no nos quedará más remedio que acudir a Luis Bonaparte para que él tome la mano en esto. ¿Qué le parece a V. mi idea?
Las palabras que V. me escribe: “mañana volveré a la carga y si puedo evitaré que manden a ésa los documentos ya citados”, han sido para mi desesperanzado corazón lo que ha sido para la árida tierra las dulces aguas que les envía el cielo. Me han probado que si hay dureza y crueldad en los hombres, por lo que tienen de Diablos, hay también en ellos bondad, caridad, e interés en los que sufren, por lo que tienen de ángeles.
El Marqués de Guad-al-Gelú, que, como V., pertenece a esa parte de la humanidad en que brilla la parte de ángel, por lo benévolo para el que pide y necesita de él y por lo fino con los que no, me ha escrito, y una carta como suya. Le escribiré, por más que me cueste molestarle sobre este asunto, si V. me dice que debo hacerlo. No, no, y no, no me cruzo de brazos cuando se trata de hacer el bien, de servir al desgraciado, por más que una triste experiencia me haya demostrado que, no solo "nada" puedo por los apurados, sino que basta que yo intervenga en un asunto para que se tuerza y haga imposible. Si V. me probase que una vez siquiera no fuese así ¿Qué? ¿Qué haría yo para probarle a V. mi gratitud? Nada, pues nada puedo "hacer", sino solo "sentir". ¡Ah sí! Una cosa haría, y es rogar al cielo premiase a V. tan bellísima acción, concediéndole lo que yo que oraba y Dios que me escuchaba sabemos!
Hoy no puedo hablar de otra cosa; solo puedo añadir las más sinceras gracias por su bondad y eficacia en el desempeño de mis encargos, y lo que sobre ellos me dice me ha llenado de satisfacción. ¡Esta es la vida! A una terrible amargura sigue una suave dulzura para hacerla más soportable.
Dios bendiga a V. ¡¡V. única esperanza nuestra!!
Fernán Caballero
¡Ay qué señor Escalera! De piedra, de mármol, cuando tantos Consejeros, su tío de V., el de Fernando, Mitcheo, etc., estaban a favor de ese sí que nada le cuesta a la Escalera.

[En la primera página , en la parte superior izquierda, escribe otro texto a modo de posdata, pues en la última página no cabe]:

El nombre del padre es el Coronel Francisco Villate, coronel francés, y ha muerto hace muchos años allá en Francia, picardijuelas de los francesitos.

1863-11-16. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier. Le comenta que no se siente incomodada por algo que él le dijo y le envía la copia de una carta de ella con algunas enmiendas que ha hecho al original. Manifiesta su afecto y respeto hacia Sus Altezas Reales los duques de Montpensier.

TRANSCRIPCIÓN:

Mi querido amigo
¡Cómo incomodarme con V. por una indiscreción de tan amistoso origen y de un resultado que como V. pudo notar, al decirme lo que me dijo por haberlo oído de augustos labios, conmovió las más profundas y tiernas fibras de mi corazón! ¡Ay! ¡Qué dulces recompensas tiene el que obra siempre y siente con conciencia y rectitud!
He obedecido y mando a V. la copia de mi carta con algunas enmiendas que he hecho al original. He tenido que ser lo corta que exige una carta, aunque trate de los asuntos de más interés; pero lo que más siento es que, ignorando la gran honra que V. proporcionó a mi carta, he hablado de SS. AA. RR. sin todo el respeto y reverencia que les es debido, omitiendo para abreviar los dictados que les son debidos.
He dormido poco esta noche, siendo la causa principal las palabras que V. me dijo. Ni la Reina Amalia ni la Reina Cristina pueden tener sentimientos más tiernos que los míos hacia Sus Altezas Reales, pues el respeto no es raya para el amor.
Su más sincera amiga,

Fernán
16 Noviembre 63

1863-11-27. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier. Nota por la que le envía un regalo con motivo de un feliz acontecimiento.
[Seguramente se refiere a un regalo de boda, ya que Miguel Velarde contrajo matrimonio con Julia González-Nandín el 7 de enero de 1864]

TRANSCRIPCIÓN:

Mi querido amigo:
La costumbre autoriza en las circunstancias en que felizmente V. se encuentra, a todos los amigos a demostrar con una expresión la parte que toman en el feliz acontecimiento. Aunque la pobre expresión que le remito es de arcilla y frágil, cuando debería ser de oro y brillantes para darle algún valor y eterna duración, yo espero que V., con su acostumbrada indulgencia y bondad, dará el precio que le falta a los sentimientos de amistad y a los votos que hago por su felicidad, que ella simboliza.
Su más sincera amiga
Fernán
27 Noviembre 1863

[acompaña un sobre triangular con el texto: “Al Coronel Señor D. Miguel Velarde B. L. M. S. A. y S. S.- F.C.”]
.

1865-12-13. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier. Le solicita recomiende a un conocido suyo para un puesto de encargado que necesita reemplazar su suegro. Comenta la llegada de los duques de Monpensier a Sanlúcar. Hace alusiones a algunos casos y temores por la enfermedad del cólera.

TRANSCRIPCIÓN:

Hubiera querido escribir para dar a V., y que se lo diese a mi querida Julia, el pésame por la muerte de Ágreda, uno de esos hombres cuya proverbial honradez honraba nuestra menospreciable época, y cuya caballerosidad y finura honraban el hoy tan rebajado carácter español. Con cólera o sin él, no se verá nunca desierta la triste senda que lleva nuestros mortales restos a: "volverse polvo lo que polvo fue".
Pero V. era "introuvable"; unos lo hacían en aquel río tinto, aquel Aqueronte, río de tristeza y de angustia en la fábula y en la realidad. Otros sostenían que estaba V. en el Puerto, otros que en Jerez, por lo cual, a no haber puesto el sobre como aquella pobre madre de un soldado: “a mi hijo Juan, donde esté”, no podía escribirle. Llegado el feliz y tranquilizador momento de saber a SS. AA. RR. en Sanlúcar, ya habría sabido dónde dirigirle este retenido pésame, aunque los renglones que acompañaban la carta de Matilde no me lo hubiesen confirmado.
La llegada de SS. AA. RR. pone al fin las cosas en su estado normal. El cielo se serena; el sol brilla, los últimos e infundados temores de cólera se disipan con las nubes, y los olivos se preparan a recibir a sus respectivos mochuelos. Dios mejora sus horas.
El pueblo, que siempre habla por imágenes, dice de una persona pedigüeña, que "parece mano de huérfano", esto es, mano extendida para pedir; me aplico esta comparación con solo la variante que la huérfana no lo soy yo. Lo que a V. pido es solo y únicamente el que si su Sr. suegro trata de reemplazar a su encargado, muerto del cólera, y si no tuviese compromiso a otro conocido suyo a la vista, es decir, si busca, que le recomendase V. a un sujeto excelente, fino y entendido (que dará fianza), el que sirve un modesto destino, compatible con los quehaceres que le pudiese dar el cargo de que hablo a V. El pobre, aunque tiene poca familia, es activo y ama el trabajo y ha pensado que, unidos estos dos cargos, podría pasarlo mejor que con el pequeño sueldo que le da su destino. V. comprenderá que yo no recomendaría sino persona de "toda confianza". Le he quitado toda esperanza, diciéndole que el Regente tendría ya a cientos las pretensiones y personas conocidas; pero he querido cumplir lo que prometí y merecer mi definición de "mano de huérfano".
Mi portera Valle sigue mejor, pero con sus parótidas está hecha un monstruo, ¡¡y tan impertinente!! ¡Ay Velarde! Dios me va a castigar, acuérdese V. de lo que le digo, pues como siempre estoy buena, y si alguna vez dejo de estarlo no me quejo, los males me impacientan, y las quejumbres me desesperan.
Ayer tuve una carta de Mr. de Latour, y diciendo que es de él es inútil añadir "preciosa", pues dicho se está. Me. Mercier ha consolado mucho a Aurora en la pasada temporada diciéndole, en tono muy convencido, que era un absoluto imposible el que Dios se llevase a una persona tal "útil" como yo!!! Yo le contesté que tenían razón, solo que se había dejado en el tintero el "in" antes del "útil", pues efectivamente, todos los pobres, viejos e inútiles estábamos después del cólera "au grand complet", y así lo verán SS. AA. RR. cuando vengan, que serán asaltados por "el mismo" enjambre de pobres que imploran su inagotable caridad.
El correo debería exigir que pusiese yo dos sellos a mis cartas, por su mucho contenido y por pesadas. Pesada o no, soy la mejor y más sincera de las amigas de Julia, de su niño y de su marido,
Fernán
Fernando quieto en Bornos. Le voy a decir que a él toca escribir ahora la segunda parte del Verano, es decir "un invierno en Bornos".
13 diciembre 65

1868-08-20. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, en contestación a las cartas que Velarde y los duques de Montpensier le han dirigido desde su destierro en Portugal. Lamenta la triste situación en la que se encuentran y hace diversos comentarios sobre la situación política española.

TRANSCRIPCIÓN:

20 agosto 68
Muy reservada
Varias veces he empezado a escribir a V., señor y amigo, y otras tantas he roto lo que había escrito, tal es la agitación de mi espíritu, la opresión de mi corazón, que a veces no sé lo que me digo. Puede que otro tanto me suceda en esta ocasión, por lo cual le suplico lea con indulgencia esta carta, puesto que no debo demorar el escribirla, pues no basta pensar en las personas queridas, es preciso probarles su interés con las cartas, ¡suaves estrellas en la oscura noche de la ausencia!
El júbilo que sentí al ver las cartas que se han dignado dirigirme SS. AA. RR., así como aquella con la que la amistad de V. me favorece, se tornó en honda tristeza al leerlas. S. A. R. la Infanta, pintando con tanto sentimiento los últimos momentos de la fiel servidora que ha perdido, momentos que ha tenido S. A. R. el consuelo de endulzar y de santificar con su presencia, me llenaron de admiración y de melancolía. Aflictiva empero me fue la lectura de la de S.A.R. el Infante en la que, con su superior talento y delicadeza me dice que me agarro a una ilusión para no ver lo que "comprende muy bien" que no quiero ver, y esto, amigo mío ¿cómo no lo ha comprendido V., cuando me dice: que no tengo una palabra para condenar al Gobierno? Para condenar al Gobierno tengo 100 mil, y lo he hecho de esa cobardía, pues otra cosa no cabe; es demasiada la distancia. Pero si el tiro que puede alcanzar a tan elevados Sres. venía de otra parte, no solo no lo he querido ver, como dice S. A. R., sino que aunque lo viese, no sería yo, no, la que me atreviese a decirlo, lo uno porque lo crea irreverente hacia sus mismas AA. RR., y lo otro porque en los intereses de los buenos españoles, en los de los amantes adheridos a la Real familia, y en el de nosotros los que apegados estamos a SS. AA. RR. como la yedra a la noble encina, está el despojar cuanto sea dable a este doloroso asunto de su gravedad, no acumular, sino despojar cuanto nos es dable las dificultades en una reconciliación de familia que no puede menos de verificarse en breve entre estas augustas personas tan propias, tan nobles y generosas, tan cristianas que por tanto deben saber "perdonar" esa noble prerrogativa de las personas Reales; y cuando esto suceda, lo que espero será pronto (si el enemigo de la paz europea no gasta en contra su nefanda influencia), entonces S. M. y SS. AA. mirarán bien a aquellos que, aun a costa de hacer aparecer su sincera y profunda adhesión menos exaltada, han ensayado en su pequeño radio el dulcificar lo amargo, templar lo duro. Pena cuando S. A. R. me dice hablando de la hermosa catedral: "que quizás no vuelva a ver", ¡¡¡la carta cayó sobre mis rodillas y quedé anonadada!!! Y cuando leí la exposición de SS. AA., que hace días aguardaba yo con tanta ansia, ¡¡comprendí esta terrible frase!! Está digna –dicen los unos; está fuerte, dicen los indiferentes; está muy intencionada, dicen la enorme falange de los malos que se gozan en los disturbios; y yo exclamo: ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Qué ha sucedido? ¿Qué enemigo de las seculares Reales estirpes y de la felicidad de España ha venido a sembrar en el hermoso suelo de las flores de lis la zizaña?!!!
A esto se añade, para aumentar mi aflicción, las noticias que corren muy válidas. Se dice que los conspiradores desterrados han comunicado a ese "hombre", a ese "Júpiter inhábil", que solo están apegados a la primera parte de su programa; se dice que aquel "metomentodo", asustado de la segunda parte del programa (como era fácil prever), se ha puesto de acuerdo con Prim para poner sobre el Trono de España al cuñado de su primo, a aquel P. Amadeo que años pasados hizo aquí tan triste papel, haciendo de este revoltoso su Garibaldi y del Sr. Olózaga su Ratazzi; Y en este estado de cosas nos abandona el Príncipe nuestro, que en circunstancias dadas está llamado a contrarrestar con ayuda de todos los buenos y leales, y de toda la España "en masa" tantas locas ambiciones, a tantos descabellados planes, y a los intrusos. ¡Sí, mi querido amigo! ¡Nos abandona!
Dígale V. a S. A. R. que sí iré a la Virgen del Valme como me encarga y le diré como le dijo su santo antecesor: ¡Señora, "valnos"! ¡"valnos"! ¡Trae a tu lado los ilustres descendientes, que volvieron a levantar la derrumbada capilla que tu santo protegido te edificó! ¡Disuelve con tu gran poder esa negra nube de la que tanto se gozarán los enemigos de España y de los egregios Borbones!
¡Diga V. a ambos Señores cuánto los tengo en el corazón y en el pensamiento, ante la hermosa Señora de los Reyes en su octava! Me dirijo a la bóveda en que reposan los dos hermosos Príncipes, que me parece deben estar tristes por la ausencia de sus amantes padres, de ellos les hablo, y pido a la Virgen que los custodia, que los consuele trayendo pronto al triste y abandonado San Telmo, su vida, su alegría, su honra, su alma.
Espero en Dios que Joaquina habrá llegado bien con los Infantitos, y si D. Luis ha soportado sin resentirse las penalidades del viaje, será señal que se va robusteciendo. He visto a Dolores Campo Verde que me ha dicho que no es bonita la casa de la calle de San Amaro. Mucho lo he sentido. Para los que cifran y restringen toda su felicidad en su hogar doméstico, este debe ser hermoso como San Telmo; pero mucho será que la vara mágica de S. A. R. el Infante, no lo ponga pronto (y aunque sea para habitarlo poco tiempo) hermoso y elegante.
Suplico a V. que diga a S. A. R. la Infanta, que con ese corazón abierto a todas las desgracias se ha dignado interesarse en la salud de mi hermana Aurora, que sigue lo mismo, que por tercera vez ha ído a junta Nelaton, Verthez, Voilnir, Ricord, en fin 7, y que se han vuelto a dividir las opiniones, por lo cual, no se opera.
Envío a V. un trozo de carta de nuestro buen y discreto amigo Grandallana para que vea V. cómo se cree a SS. AA. RR. víctimas. No le hablo a V. de noticias, que todas las sabrá mejor que yo. De lo que mucho se habla es del asunto del pobre niño atado en el inmundo husillo del Tagarete, donde a los tres días lo hallaron sus verdugos espirando de hambre, sed, angustia, desesperación, roído vivo por las ratas, y lo degollaron. Roído a su vez, pero de remordimientos, el asesino (que está ético) se está muriendo en la cárcel. Otros crímenes horribles se han cometido en estos días, ¡¡¡no parece sino que hay una negra nube sobre Sevilla!!! ¡Habré cansado a V. mucho, mi querido amigo, pero cómo contenerme hablando y hablando "a coeur ouvert", como lo hago con V., de las cosas que más, más, más, me interesan en este mundo!! ¡¡Que no hubiese estado ahora Tenorio en la corte!!! ¡¡Qué tristísima época!!
Páselo V. bien, mi muy querido amigo, póngame V. con amor y reverencia a las plantas de SS. AA. RR. A Joaquina, que me cumpla su palabra de escribirme y darme noticias de los Infantitos todos. A Pepita y Ramona, tantas cosas y V. sabe es su mejor amiga,
Fernán
No he tenido la exposición por Julia

1874-12-06. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") a Miguel Velarde, comunicándole que puede acudir a visitarla cualquier día y a cualquier hora, puesto que está enferma y no puede salir de casa.

TRANSCRIPCIÓN:

Veo desde aquí asomar a sus labios su graciosa y alegre sonrisa al tiempo que me escribía la fina esquela que he recibido, pues tendría presente el enojo que contra el malhadado Fernán sentiría Cecilia. ¿Qué he de decir a usted? Si digo la "verdad", que es estar enferma, pasará (sin serlo) por una excusa. Así, como que no salgo, a cualquier hora y en cualquier día puede usted venir, pero, ¡ay!, no como suele hacerlo con mi querida y discreta Julia, sino con un curioso que saldrá alzando los hombros y diciendo: ¡¡¡"Valía la pena" de venir a la calle de Juan de Burgos!!! La hora en que estoy sentada en mi mesa de copa es desde las seis a las diez de la noche. De seis a siete no pierde teatro ni tertulia; pero repito me es indiferente, puesto que no puedo salir ni puedo escribir, como lo prueba esta esquela que quizá no pueda usted leer. Los malos ratos y los años roban las fuerzas y la vida, pero no así la amistad, a la que parecen dar más consistencia y ternura.
Su más amiga,
Fernán
6 diciembre 74

1875-07-01. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Julia

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") a Julia, en la que le ruega interceda ante su cuñado González para que intervenga en la recomendación de su antiguo criado Antonio Peña, necesitado de un reconocimiento en su puesto de trabajo.
[Posiblemente la destinataria sea Julia González-Nandín, esposa de Miguel Velarde]

TRANSCRIPCIÓN:

Querida Julia:
Tengo que hacer un grande empeño a tu cuñado González; pero no me atrevo a tomarme directamente esta libertad, y me valgo de ti, hija mía, que tantas pruebas de bondad me tienes dadas, para que con este enfadoso empeño le incomodes.
Me han asegurado que su hermano, el señor D. Francisco, es la persona a la que más atiende el Sr. Lacambra. Ahora bien, mi buen criado antiguo Antonio Peña hace diez y seis años que entró de dependiente en puertas, en cuyo ramo ascendió en breve a cabo por su ejemplar comportamiento. Este puesto volvió a ocupar cuando se restablecieron los Consumos, hasta que de buenas a primeras, sin causa ni razón, lo rebajó de categoría y de sueldo el Sr. Lacambra, dejándole de dependiente con el cargo de aforar. Ahora hay una plaza de cabo vacante y la equidad y la justicia, así como la caridad (pues ese excelente y honrado hombre tiene mujer y cinco hijos que mantener), piden que se le reponga en el lugar que sin causa le fue quitado. Es soldado cumplido con sobresaliente hoja de servicio.
Perdona no vaya en persona a hacerte este empeño; pero no puedo salir por haberse ayer enterrado mi pobre sobrino Guillermo Hidalgo, lo que me tiene en gran desconsuelo.
Mil cariños a Velarde y María y recibe todo el de tu más sincera amiga,
Fernán
1 julio 75

Fondo Elena Amat Calderón de Wienken

El fondo personal de Elena Amat Calderón, que fue bibliotecaria y directora de la Biblioteca del Ateneo de Madrid durante 1939-1953, ha sido donado por sus hijas al Archivo del Ateneo de Madrid. Contiene la siguiente documentación:
• Documentación personal: copias digitales de algunos documentos personales y fotografías. Posiblemente en un futuro estas series se vean ampliadas con nuevas donaciones.
• Colecciones documentales: documentos originales conservados por Elena Amat de procedencia familiar:
Cartas de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde (1859-1875)
Cartas de Emilio Castelar a Jerónimo Amat (1857-1870)

Amat Calderón, Elena

Carta de Jacinto Octavio Picón a Arturo Mélida

Carta de Jacinto Octavio Picón a Arturo Mélida rogándole se encargue de la conferencia sobre las fiestas de los toros en tiempos de los Felipes, en lo que se relaciona con los trabajos de la Sección de Literatura del Ateneo.
6 de diciembre de 1895
Membrete de Jacinto Octavio Picón

El autor de la carta es presidente de la Sección de Literatura durante el curso 1895-96

[1860, junio]. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat, dándole cuenta de los gastos referentes al capital que ha invertido en su obra “La Redención del esclavo”.

TRANSCRIPCIÓN:
Querido Jerónimo: la vida del Catedrático en el mes de junio es el infierno. Hasta hoy no he podido escribir a V. Llevamos gastado en la Redención veinte mil reales, y recogidos veinte y ocho mil. De estos veinte y ocho mil le tocan a V. catorce mil. Pasado mañana le mandaré las siete mil cuatrocientas que con seiscientas forman ocho mil. Quedan pues en mi poder seis mil reales de V. En poder de los corresponsales tenemos para el próximo giro unos diez y seis mil reales, de los cuales le tocarán a V. ocho mil, y cuando tengamos las entregas cumplidas que será para fines de setiembre se habrá V. reembolsado capital y grandes ganancias. No tengo tiempo para más. Ya mandaré la cuenta con mayores circunstancias. Dígame V. si hay que hacer algún repaso. Suyo,
Emilio
Además quedan setecientos ejemplares para la venta.

1861-10-12. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat informándole sobre los pormenores de la venta de un nuevo tomo. Le consulta si quiere seguir con la empresa, para publicar La Hermana de la Caridad, las lecciones y los discursos.

TRANSCRIPCIÓN:
Madrid 12 de Octubre de 1861
Querido Jerónimo: ayer recibí su grata última carta y hoy le escribo. Sin duda alguna no ha llegado a sus manos la última que le dirigí a Valencia. Hemos ya firmado el tomo de la nueva publicación del cual le mando el prospecto en pruebas. Como V. verá después de haber recibido quince mil reales entre libros y dineros, tiene un nuevo libro en campaña del cual se han tirado tres mil ejemplares, y además cuatrocientos tomos de la Redención todavía en los estantes que valen algún dinero y que tarde o temprano se irán vendiendo, después que la Redención del Esclavo nos ha costado en impresión, papel y administración más de cuarenta mil reales como V. verá por las cuentas y sus comprobantes. Por consiguiente las cuentas han salido como nos prometíamos, y lo único que nos ha retrasado un tanto ha sido el maldito fiscal, y los malditos acontecimientos de Loja. He entregado la administración del nuevo libro al Sr. García, administrador de la Discusión, persona de toda mi confianza y de toda honradez, que por un tanto por ciento bien bajo la administra, pone anuncios, la propaga, gira y cobra y me dará cuentas cada tres meses evitándonos un trabajo ímprobo, un sueldo crecido y un gran engorro. Dígame V. si aprueba mi conducta dirigida por la confianza que tengo en V. Para emprender en grande las lecciones como V. desea se necesitarán de veinte mil a treinta mil reales más. Si V. está decidido a llevar adelante la empresa dígamelo para tomar mis medidas. Si no quiere V. continuar yo le iré remitiendo lo que le toque de la venta del nuevo tomo y de los ejemplares que hay en mi poder de la Redención. Necesito saber su decisión por el correo para encargar papel. Si V. se decide a continuar publicaremos La Hermana de la Caridad, las lecciones, que unido a los discursos será una gran empresa de la cual podemos prometernos grandes rendimientos. Si V. viene aquí verá minuciosamente y con sus mismos ojos las cuentas. Si V. no viene de le mandarán todas las cuentas con la misma escrupulosidad. Ya sabe V. hasta donde llevo yo mi delicadeza en materias de intereses, delicadeza que solo es comparable a la de V. mi bueno y simpático amigo. En fin, espero que mañana sin falta tendré una respuesta de V., y en vista de ella procederemos como a V. mejor le plazca. Adiós, amigo mío, sabe V. que le quiere de veras su afmo.
Emilio
He pasado muy malos ratos pues creí que el fiscal no dejaba parar nuestra última obra.

1861-11-04. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat enviándole un borrador de las cuentas. Acompaña una hoja manuscrita: “Resultado de los gastos e ingresos de “La Redención del Esclavo” en 4 de noviembre de 1861”.

TRANSCRIPCIÓN:
Hoy 4 de noviembre
Querido Jerónimo: adjunto va un borrador hecho deprisa de las cuentas. Se están poniendo en limpio por partidas. Pero ese borrador basta para que V. se entere. Me extraña su silencio. La colocación del tío Rafael está adelantada. V. puede disponer de su afmo. amigo que le quiere,
Emilio Castelar
Su tío de V. será colocado como mi primo Eleuterio en una sociedad de crédito por mi amigo D. Joaquín Maldonado. Ya avisaré.

1862-12-23. Carta de Antonio del Val (en nombre de Emilio Castelar) a Jerónimo Amat

Carta de Antonio del Val [secretario de Emilio Castelar] a Jerónimo Amat remitiéndole una letra de 4.000 reales por encargo de Emilio Castelar.

TRANSCRIPCIÓN:
Sr. D. Jerónimo Amat
Madrid 23 de diciembre de 1862
Mi apreciable amigo: Las muchas ocupaciones de que Emilio se ve rodeado le privan hoy del placer de escribir a V., y me encarga que remita a V. la letra que es adjunta de Rvon. 4.000 y que al mismo tiempo le diga que uno de estos días de fiesta, libre ya de los quehaceres que hoy le roban el tiempo para todo, escribirá a V. extensamente.
Haga V. el favor de hacernos saber el recibo de ésta con la letra dicha y disponga como guste de su affmo. amigo s.s.q.b.s.m.
Antonio del Val

1870-02-08. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat pidiendo le envíe nota del dinero que se han entregado mutuamente, con el fin de arreglar todo a su satisfacción.

TRANSCRIPCIÓN:
8 febrero 70 [escrito a lápiz, al comienzo de la carta]
Querido Jerónimo:
Mándame nota del dinero que me entregaste y de el que yo te he entregado pues ya conoces que con tanta catástrofe todos los papeles se los llevó la trampa. Esto, como todo, se arreglará a tu satisfacción. Ya sabes que de todo corazón te quiere tu invariable
Emilio

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