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1860-11-29. Carta de Cecilia Böhl de Faber a un desconocido

Según el epistolario editado en 1912 es copia de una carta dirigida a persona desconocida, que Cecilia Böhl de Faber envía a Miguel Velarde en su carta de 11-12-1860. Expone su protesta contra el bochornoso espectáculo que supone la matanza de cerdos en las calles céntricas de Sevilla y suplica la mediación ante el ministro de la Gobernación para que haga cesar este escándalo.

TRANSCRIPCIÓN:

Fernán Caballero = Mi muy querido y apreciable amigo. Vd. conoce toda mi repugnancia a aumentar la enorme falange de "empeños" que molestan al que "puede" y a los órganos por los cuales pueden llegar al poder estos empeños; y no obstante tal es el caso, que me decido a importunarle para que llegue a oídos de S. E. el Señor Ministro de la Gobernación una atrocidad que antes no se veía en Sevilla, pero se va extendiendo en paz y buena armonía con las luces de gas, y otros embellecimientos costosísimos de la población y es, este culto adelanto… ¡¡¡¡la matanza de los puercos en las calles, aun las más céntricas y públicas!!!!
No pudiendo creer sino que esto fuese un abuso tolerado por los Municipales merced a algún trago de vino o remesa de cigarros, supliqué a los diarios que lo hiciesen notar, y así hicieron aunque tibiamente; pero figúrese V. mi asombro cuando al día siguiente leímos en uno de ellos ¡el siguiente suelto!

[En la primera página, enmarcado en el ángulo inferior derecho, se transcribe el texto del suelto del periódico a que hace referencia]:
“Hemos recibido explicaciones acerca del suelto que publicamos en nuestro número de ayer, referente a la costumbre de hacer en la calle la matanza de los cerdos.
Según se nos informa, parece está prohibido que se efectúe dicha operación en las calles, cuya orden se hace observar con bastante rigor: pero como no todos los establecimientos que se destinan a aquella industria están dotados de oficinas donde ejecutar cómodamente las matanzas, sucede que algunos chacineros piden permiso para hacerla en las calles, en cuyo caso reconoce el local una comisión del Ayuntamiento o un dependiente autorizado y solo se "concede la licencia pedida" cuando se adquiere el convencimiento de que no es posible matar dentro”.

Ahora bien, lógicamente debe permitirse a los infelices que vivan apiñados en mazmorras, que guisen, laven, coman y duerman en las calles, porque no pueden hacerlo "cómodamente" en sus casas.
Hace pocos días que venía yo por las gradas de la Catedral con un joven educado en Inglaterra, de repente exclamé inmutada: volvámonos atrás, corramos… ¿Qué hay? ¿qué sucede? -me preguntó- ¿No ves aquellos aparatos? –contesté- ¿no oyes esos gritos terribles del pobre animal que van a matar? ¿En la calle? ¿frente a la Catedral? –exclamó- No puede ser. Sí, así es, por otras muchas calles sucede lo mismo, respondí trémula y horrorizada. ¡Y luego se quejarán los españoles, repuso el joven, de que los extranjeros digan que el África empieza en los Pirineos!
Las gacetillas que esto censuraron lo hicieron bajo del punto de vista de "estorbar" el "paso", de ser una "vista repugnante", y consideraciones de segundo orden y "materiales" que por lo visto es lo solo "entendible" para esos señores. Pero no es esta la cuestión principal respetable y atendible; lo es la "humanidad"; la gran mayoría de las personas real y no factoriamente [sic] cultas tienen en muy poco un estorbo en las calles que les obligue a dejar la acera, pero tienen en mucho, muchísimo, no verse obligadas a presenciar el cruel y angustioso espectáculo de ver matar y sufrir a un ser viviente, de ver su cruel agonía; de oír los gritos y quejidos del dolor, el estertor de la muerte; todo esto afecta, en particular a las señoras, de un modo imponderable.
¡¡Cuánto se escribe en nuestra época sobre educación y con qué prosopopeya se le recomienda a los padres el cuidar de la de sus hijos!! ¡Oh! ¿y es también parte de la educación y buena dirección de los niños el que presencien este espectáculo atroz y cruel al que acuden presurosos? ¡Ciertamente que con semejantes espectáculos en la niñez y los toros en la juventud, se formarán buenos y compasivos corazones!
Suplico a V. en nombre de la humanidad de la cultura, de la santa y dulce lástima, que suplique a la autoridad suprema haga cesar este escándalo que todo el público a una vez reprueba y deplora.
No se pagan las contribuciones municipales para el lujo de los paseos, del alumbrado, ensanche de las calles y todo estos objetos "exteriores" y "vanos" (gusto de la época) sino que se paga para vivir en paz y con decencia y no ver convertidas las calles por que transita en carnicerías. Lábrese en el Perneo, si no existe, un pequeño matadero de cerdos, que eso bien poco puede costar, donde puedan matarse los puercos; y que como las reses sean conducidos ya muertos en el recinto. Preste la autoridad oídos, no solamente a los periódicos que por su propia autoridad se han constituido en sus guías y impertinentes consejeros, pero también a miles de pacíficas vecinas que amargamente se quejan del vejamen que llevo expuesto y que reverentes le suplican en nombre de cosas tan castas y respetables como lo son la humanidad, la compasión y la delicadeza de sentimientos, que lo destierre.
Como V. posee en altos grados estos sentimientos, puesto que nada que sea noble y bueno falta a su privilegiado ser, por eso me he atrevido a suplicarle que sea nuestro intermedio con el Señor Ministro de la Gobernación, esperando con tranquilizadora esperanza que una petición tan justa dirigida por un conducto tan autorizado y atendible tenga el éxito feliz que de todo corazón ruego a Dios que tenga. Su más sincera amiga y S. S. Fernán Caballero. Sevilla. 29 de noviembre de 1860.

1860-12-11. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, rogándole transmita a los duques la petición de una obra de caridad para una mujer protegida del periodista Tubino. Comenta también que escribe un artículo para "El Español de ambos mundos" sobre las calles céntricas de Sevilla que se han convertido en carnicerías y mataderos. Termina con un comentario negativo sobre Bonaparte.

TRANSCRIPCIÓN:

Muy Señor mío y querido amigo:
Son infinitas las lástimas y pretensiones que acuden a mí, como a todos los que tienen la alta honra y la dicha de entrar en ese palacio (fuente inagotable de caridades) para que haga llegar hasta los oídos de SS. AA. RR. sus plegarias. Como es natural, me he negado siempre, diciendo que quién era yo para tomarme semejantes libertades, sabiendo a qué punto están asediados de peticiones SS. AA. RR. y pensando en mi interior que tales caridades en "escala mayor" han corrido por mis manos, que sería mil veces imprudente volverlos a molestarlos, que eso de hacer caridades con el caudal de SS. AA. RR., no está en el orden. Pero ayer recibo una carta de Tubino que me envía el adjunto memorial y a la pobre mujer. Es ciertamente uno de esos casos que parten el corazón, viendo interpuestos entre su único recurso y la más espantosa miseria ¡150 reales!
Usted sabe que a esos señores de la prensa dueños del mundo hoy, no se les puede decir que no, y menos un pobre autor, muy tímido, temeroso y vulnerable, al que mañana u otro día, directa o indirectamente, pueden zaherir dolorosamente; así no tengo más remedio, que hacer llegar a manos de S. A. R. el memorial que le ha dirigido la infeliz protegida por Tubino, que tiene buenísimo corazón. Pero no directamente, a lo que no me atrevería, como se lo escribí a Tubino, sino por una persona intermedia, (caso que se quisiese hacer cargo de una comisión que por lo repetidas que son, se hacen en extremo molestas).
El director del "Español de ambos mundos" escribe a su hermana que espera algo mío para su periódico y que si no, me "atacará"; aunque esto está dicho en tono de broma, tiene más "portée" de lo que parece. ¡Qué sobre sí están estas gentes! Tengo ganas de poner un periódico para que me respeten y tengan miedo.
Ahora ha de saber V. que si todo estalla y es ineficaz para impedir que las calles de Sevilla más céntricas y principales, a todas horas del día estén convertidas en carnicerías y mataderos, hasta la reprobación que ha oído el gobernador de los labios de la augusta persona de la Sma. Infanta, escribo para dicho periódico un artículo sobre este asunto con toda la elocuencia de la indignación y de la lástima unidas, y como dice Mora que los ingleses gustan mucho de Fernán Caballero, hará el artículo un ruido en Londres que no debe hacer gracia al gobierno. Esto no es fatuidad, porque será debido al asunto de que se trata, no al autor.
¡Qué charlar! Anoche estuvieron aquí Mr. Dumas (no Alejandro) y Mr. Böshaus, un alemán. Entre los tres ¡cómo pusimos al Sr. Bonaparte! Lo menos que se dijo fue que era un "fourbe". En cambio ensanchamos nuestro corazón hablando de SS. AA. RR. y de S. A. R. el Conde de París, tan apreciado y querido, según Mr. Böshaus, en la corte de Mecklemburgo. Sólo tengo espacio para suplicarle que me perdone y crea su más sincera amiga,

Fernán

[1861]. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, agradeciéndole la intervención de su tío el señor conde en el asunto que ella le solicitó. Hace referencia a los duques de Montpensier y ciertos comentarios políticos. Finalmente le transmite recados para algunas personas.

TRANSCRIPCIÓN:

Mi muy querido amigo y señor:
¡Cómo expresar a V. la satisfacción que me causó su gratísima de ayer! Me suelen decir mis amigas: “mujer no te apures, no tomes sobre ti esas cargas, no estés cansando a todos tus amigos y relaciones, que acabarás por fastidiar abusando de sus complacencias”. Todo eso es verdad, pero también lo es, que recibir una carta como la de V. compensa todos esos inconvenientes. El Señor Conde ha sido, entre los Consejeros, el activo, el eficaz y él decididamente ha querido complacer a V., y siendo esta complacencia el bienestar de una familia que se hallaba en la mayor aflicción, ha hecho a la vez una acción de buen y fino pariente y una obra de caridad; una cosa benéfica a los hombres y grata a Dios. La complacencia de éste y la gratitud de los favorecidos y cuantos en ellos se interesaban, serán su recompensa, así como será la de V.; V. que une todas las bellas dotes de la juventud y a las que prematuramente posee de la edad madura, toda la delicadeza social y aristocrática del caballero y toda la delicadeza de corazón del hombre más bueno del mundo. Déjeme V. decir lo que siento ¿Y por qué sería V. el solo a quien no dijese lo que llevo dicho? Como siempre ha de haber algún contratiempo, Quesada, que está interesado en el asunto, está ahora en Cádiz y Mackenna que hace sus veces, sabe V. que, metido en la calle de Bayona, ha formado aquí poquísimas relaciones, y nadie me puede decir quién es, entre mis relaciones, quien podría recomendarle el pronto y favorable despacho de este negocio. Y "apropos", se dice que está muy disgustado de unas relaciones (las que a mi ver contrajo con demasiada precipitación) y que dice que solo su palabra se las harán llevar adelante; ¡triste auspicio para un lazo indisoluble! Ya no lo está el de Conrado y su mujer por la muerte de ésta. Se dice que tenía un genio indómito, y que postrada con sarampión, se arrancó unos sinapismos que la habían puesto, abrió la ventana y los tiró, con lo que se le "metió adentro" (como se dice) el mal, y murió.
Todos, que por lo visto están mejor informados que V., dicen que SS. AA. RR. se quedan todo el invierno en Madrid, así he visto con doble placer lo que V. me dice le escribe el Príncipe de que lo pasarán en su querido San Telmo. Sabrá V. (pues tengo noticias de lo que pasa entre los Demócratas) que hay un "revirement" completo entre éstos, que como V. sabe obedecen de una manera que debían imitar los moderados, a una consigna. Consiste aquel en deprimir a nuestra amada Infanta y alzar a las nubes, o por mejor decir hacer justicia al Infante, apoyándose con particularidad en la excelente y "liberal" educación que dio el Rey Luis Felipe a sus hijos. Mas entre las buenas enseñanzas que dicho Rey dio a sus hijos se les olvida que fue una de ellas, desconfiar de los cantos de las sirenas.
Recibí carta de Quiroga efectivamente el mismo día que a V. escribí, y celebro ver por la última de V. que sigue bien. Si por una gran casualidad, viese V. al Obispo de Gibraltar o al Abate Godard que viaja con él, desearía que les dijese V. que los números de la "Unión" que deseaba el Abate los hallará en el correo a su nombre, en dos paquetes, pero me pienso que habrán salido ya para Málaga, donde pasaban para ir a Granada.
Diga V. a su hermana mil cosas afectuosas, y que como una vez que se la ve se desea verla muchas (privilegio de familia), que ¡mucho, mucho celebraría que viniese a vivir a Sevilla! Tengo que concluir sin deseos de hacerlo, pues todavía quería darle más "gracias" de las que aquí saben su más verdadera y sincera amiga

Fernán

[1861, abril]. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat pidiéndole que gire 6.000 reales que tiene a su disposición. Le comenta que ha comenzado a hacer encargos de papel y que cuando él venga a Madrid irán juntos al Teatro Real a oír a Madame Lagrange.

TRANSCRIPCIÓN:
Queridísimo Jerónimo: así que reciba V. esta carta gire por el conducto que quiera la cantidad de seis mil reales que tiene V. a su disposición. Lo mismo hubiera sucedido con la de diez y seis mil si V. la hubiera querido. Pero puesto que desea continuar he comenzado ya a hacer encargos de papel y demás. Yo deseaba ir a Valencia por evitarle el gasto de venir aquí, pero puesto que V. viene para otros negocios me alegro e iremos juntos al Teatro Real a oír a Mdme. Lagrange que canta como un ángel. Cuando V. quiera gíreme los seis mil reales a la vista. Es suyo de todo corazón amigo fiel que desea verle y abrazarle
Emilio

1861-04-16. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat en la que le da cuenta del dinero que ha invertido en sus obras y le propone la publicación de un folleto y, para el otoño, la publicación en grande de “La hermana de la caridad” y las “Lecciones”.

TRANSCRIPCIÓN:
16 Abril 61
Querido Jerónimo: hace días que no recibo carta de V. Por lo pronto tiene V. aquí a su disposición 16.000 reales, pues aunque no se ha cobrado todo, lo que resta será de la parte que yo debo separar para mí. Antes de disponer de este dinero contésteme V. lo siguiente ¿Quiere V. continuar en el negocio? Si quiere V. continuar en el negocio publicaremos inmediatamente un folleto que tengo escrito, y como quiera que para el folleto no he menester más que diez mil reales le mandaré seis mil. Si V. no quiere continuar en el negocio le mandaré los diez y seis mil reales. Y así que se cobre todo, la cuenta total de lo que se ha gastado y de lo que se ha recibido y de algunas letras devueltas y algunas quiebras, como sucede siempre en estos casos, la pasaré a V. Además aún le quedan a V. aquí en ejemplares existentes diez mil reales. No olvide V. esto, diez mil reales que pronto se reunirán pues como le dije ando en negocios para venderlos a la casa de […] Baudry de París. Si este negocio no se arregla, es cuestión de más o menos tiempo, pero el negocio es seguro. Al otoño, reunido el dinero del folleto, que puede dar un buen resultado, reunido el dinero de los ejemplares que quedan existentes, y con poco más, podremos emprender la publicación en grande, publicar la Hermana de la Caridad, y las Lecciones, dar trabajo en la Admón. al tío Rafael, y emprender el negocio en gran escala, si a V. le parece, y si a V. le satisfacen los resultados de este ensayo. Note V. que a la mitad del año de haber puesto su capital recibió V. ocho mil reales, si mi cuenta no es inexacta, y que en dinero y en especie tiene V. en mi poder por mi cuenta más del capital que V. puso. Creo que ningún negocio le hubiera a V. salido tan bien. Con esta carta se excusa de venir tanto más cuanto que yo tengo pensamiento de pasar a Valencia a primeros de Mayo. Contésteme V. de todos modos a vuelta de correo y obrará en consecuencia con su respuesta su
Emilio

1861-07-29. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, rogándole interceda en el caso de un conocido suyo llamado Cayetano Tamariz, condenado a un año de castillo a causa de un altercado. Termina con unas palabras de lamento por la muerte de una hija de los duques de Montpensier.

TRANSCRIPCIÓN:

¿Qué dirá V. de mí, querido señor y amigo, al ver que una carta mía le persigue a V. como un alguacil, para importunarle como un mendigo? Pero V. sabe que el buen corazón es más despótico que Luis Bonaparte y más inconsiderado que un gañán.
¡Laconismo! Ven a mi ayuda para no fastidiar más que lo estrictamente necesario.
No sé si V. sabe que Cayetano Tamariz, primo de las Arjonas, casado con una hermana de la marquesa de Campo-Ameno, tiene una causa por un altercado que tuvo como empleado en el ferrocarril con los carabineros, que son populacho grosero y él "caballero" poco sufrido. Todo esto, que fue nada en resumidas cuentas, ha sido puesto ante un consejo de guerra por aquellos, y este consejo, que es un Fierabrás cuando se trata de cosas menudas, condenó a Tamariz a nada menos que a un año de castillo, por lo que sin serlo, calificó de ¡"atropello de centinela"! ¡Dios nos asista!
Escribí a Tenorio enviándole una súplica por indulto a la Reina. Esta generosa Soberana se halla propicia a ésta como a todas las buenas acciones. "Pero"… (aquí entran más peros que cría Ronda) tenía que venir la solicitud por el Ministerio de Guerra. Habló Tenorio al Duque ministro que halló propicio, "pero", tenía que venir a informe a Quesada a quien le pintó el asunto y informó muy bien, "pero" tenía que volver a Madrid. Tenorio ausente; O’Donnell lo mismo; Ustáriz lo mismo; le sucede Pozo, ¡y el asunto se cae en él! Escribo a Frutos Saavedra; lo hallo más que propicio, "pero" me dice que ha enviado el expediente al Consejo de Guerra y Marina que tiene que informar. No hay buena voluntad que no se canse de tantos trámites, obstáculos, pachorras y majaderías. Pero vuelvo la cara y veo: al pobre Tamariz (que es el hombre mejor que se puede dar) escondido por no sufrir la deshonra de ir a un castillo por pecado tan venial y hasta con sus ribetes de ridículo; a su pobre mujer, que es una santa, refugiada en casa de su madre con convulsiones, enferma, en el mayor desconsuelo, y ambos a la verdad son poco agílibus para hacer nada por sí. Por lo cual me vuelvo a poner en marcha y a dar pasos por ellos. Fernando escribe hoy a un primo de su madre del mismo apellido que ella, y yo viendo que el Conde de Velarde (Don Julián de Velarde) es Consejero también, escribo a V. para suplicarle, que si es un pariente que trata (pues parientes hay, que no se tratan) que por Dios le escriba recomendándole el asunto y sobre todo su "pronto despacho", pues es imposible que el pobre Tamariz esté por mucho tiempo oculto, lo que podría empeorar su causa. Dios quiera que "pueda" V. hacer esta buena obra, que en cuanto a "querer", conozco el hermosísimo corazón de V. y sé qué querrá.
No quiero molestar a V. ¡Si de otra cosa se tratase entre nosotros sería del triste viaje que ha hecho V. a Regla! Espero quedará siquiera una palma, ese árbol favorito de su augusto Padre, para dar sombra y custodiar al pequeño y blanco féretro que está en el santuario, santuario que le dio al ángel que contiene su santo nombre y ahora la guarda como cosa suya. Me han dicho que S. M. la Reina Amalia está mala. Los papeles no traen nada. ¿Tan codicioso sería el cielo que a un tiempo arrebatara a esa augusta familia un ángel y una santa? ¡Oh! Espero que no.
Perdóneme V. y considere todo el sacrificio que hace una persona que solo quisiera aparecer amable a otra que aprecia infinito, en decidirse a serle molesta y fastidiosa.
Su más amiga y más s. s.
Fernán Caballero
29 julio 61

1861-08-20. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, comunicándole que ha pasado al tribunal la solicitud del caso que le expuso y agradece el que haya escrito a su tío en su favor. Le comenta que la Infanta ha contestado a su carta con palabras de dolor por la muerte de su hija. Termina con noticias locales sobre algunas personas.

TRANSCRIPCIÓN:

Señor y querido amigo:
He retardado el placer de contestar a su grata, hasta cerciorarme por Frutos Saavedra de si había o no pasado la solicitud a informe, y adjunto remito a V. la copia certificada de haber pasado al tribunal que acompaña a su contestación. Fermín Puente, que es íntimo del fiscal, le ha escrito también interesándose en el asunto; veremos si al fin parece. ¡Qué desidia, qué apatía en asuntos de que penda la suerte y la tranquilidad de las familias! ¡No, no quisiera subir tan alto! ¡En esas alturas aparecen pequeñas miserias y padecimientos humanos, que vistos de cerca horrorizan y conmueven!
Nada de nuevo puedo decir a V. de por aquí. La infanta se dignó, como hace con todos, contestar a mi carta. La suya, sencilla y sincera, es el modelo de una carta de amante madre y buena cristiana. Sólo habla de su María con un dolor profundo y acaba con la bella frase: Dios nos la dio, Dios nos la quitó, hágase su santa voluntad. Gracias a Dios que, como V. sabrá, sigue muy bien el Infante Don Fernando. Ya sabrá V. igualmente que Manuel está destinado aquí en su misma fábrica, noticia que como puede V. pensar me ha llenado de satisfacción. El asunto de nuestro Alcaide duerme; veremos por dónde resuella, porque creo, que el asunto es poner a otro en su codiciado lugar y el tiempo aclarará las cosas. Piedad Guillelmi se ha metido, no sé con qué pretexto, temporalmente en S. Clemente y hay quien teme que no vuelva a salir. Por mí buenas ganas tengo de hacer lo que ella, y ojalá (¡¡¡Después de enterrar tres maridos!!!) , ojalá lo hubiese hecho, a su edad, o antes, pues a su edad estaba casada, ¡para sufrir el inmenso dolor de quedar viuda!
No sé si Quiroga estará malo o ausente, pues con Salvador le mandé mi Cuadro y escribí, y no me ha contestado. Elisa y Fernando siguen sin novedad. Por mí tengo una tristeza que me ahoga al par del calor. Aunque no sé las señas de su casa, le voy a enviar ésta sin más que su nombre, con la esperanza que llegue a sus manos y que le diga cuán agradecida le estoy, así como los interesados por haber escrito en su favor a su Sr. tío, deseando que, como un "bienfait n’est jamais perdu", se halle V. lo que ha hecho en satisfacciones en la tierra y gloria en el Cielo.
Su más sincera y agradecida amiga
Fernán
Si ve V. al Duque de Rivas dele V. expresiones.
20 agosto 61

1861-10-12. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat informándole sobre los pormenores de la venta de un nuevo tomo. Le consulta si quiere seguir con la empresa, para publicar La Hermana de la Caridad, las lecciones y los discursos.

TRANSCRIPCIÓN:
Madrid 12 de Octubre de 1861
Querido Jerónimo: ayer recibí su grata última carta y hoy le escribo. Sin duda alguna no ha llegado a sus manos la última que le dirigí a Valencia. Hemos ya firmado el tomo de la nueva publicación del cual le mando el prospecto en pruebas. Como V. verá después de haber recibido quince mil reales entre libros y dineros, tiene un nuevo libro en campaña del cual se han tirado tres mil ejemplares, y además cuatrocientos tomos de la Redención todavía en los estantes que valen algún dinero y que tarde o temprano se irán vendiendo, después que la Redención del Esclavo nos ha costado en impresión, papel y administración más de cuarenta mil reales como V. verá por las cuentas y sus comprobantes. Por consiguiente las cuentas han salido como nos prometíamos, y lo único que nos ha retrasado un tanto ha sido el maldito fiscal, y los malditos acontecimientos de Loja. He entregado la administración del nuevo libro al Sr. García, administrador de la Discusión, persona de toda mi confianza y de toda honradez, que por un tanto por ciento bien bajo la administra, pone anuncios, la propaga, gira y cobra y me dará cuentas cada tres meses evitándonos un trabajo ímprobo, un sueldo crecido y un gran engorro. Dígame V. si aprueba mi conducta dirigida por la confianza que tengo en V. Para emprender en grande las lecciones como V. desea se necesitarán de veinte mil a treinta mil reales más. Si V. está decidido a llevar adelante la empresa dígamelo para tomar mis medidas. Si no quiere V. continuar yo le iré remitiendo lo que le toque de la venta del nuevo tomo y de los ejemplares que hay en mi poder de la Redención. Necesito saber su decisión por el correo para encargar papel. Si V. se decide a continuar publicaremos La Hermana de la Caridad, las lecciones, que unido a los discursos será una gran empresa de la cual podemos prometernos grandes rendimientos. Si V. viene aquí verá minuciosamente y con sus mismos ojos las cuentas. Si V. no viene de le mandarán todas las cuentas con la misma escrupulosidad. Ya sabe V. hasta donde llevo yo mi delicadeza en materias de intereses, delicadeza que solo es comparable a la de V. mi bueno y simpático amigo. En fin, espero que mañana sin falta tendré una respuesta de V., y en vista de ella procederemos como a V. mejor le plazca. Adiós, amigo mío, sabe V. que le quiere de veras su afmo.
Emilio
He pasado muy malos ratos pues creí que el fiscal no dejaba parar nuestra última obra.

1861-10-23. Carta de Alfredo Aldolfo Camús

Carta de Alfredo Adolfo Camús al secretario del Ateneo aceptando el encargo de explicar una de sus cátedras y que el tema será: "De la enseñanza pública".
Madrid, 23 de octubre de 1861

1861-10-27. Carta de Juan Vilanova

Carta de Juan Vilanova al secretario del Ateneo aceptando la honra que le dispensa el Ateneo para seguir desempeñando la cátedra de Geología aplicada.
Madrid, 27 de octubre de 1861

1861-11-04. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat enviándole un borrador de las cuentas. Acompaña una hoja manuscrita: “Resultado de los gastos e ingresos de “La Redención del Esclavo” en 4 de noviembre de 1861”.

TRANSCRIPCIÓN:
Hoy 4 de noviembre
Querido Jerónimo: adjunto va un borrador hecho deprisa de las cuentas. Se están poniendo en limpio por partidas. Pero ese borrador basta para que V. se entere. Me extraña su silencio. La colocación del tío Rafael está adelantada. V. puede disponer de su afmo. amigo que le quiere,
Emilio Castelar
Su tío de V. será colocado como mi primo Eleuterio en una sociedad de crédito por mi amigo D. Joaquín Maldonado. Ya avisaré.

1861-11-15. Carta de Segismundo Moret

Carta de Segismundo Moret a Mateo Fernández de Alarcón dándole el título de las explicaciones: "Exposición de la teoría del libre cambio" y rogándole que en el sitio que corresponde a los nombres de los que explican se ponga: "Los individuos de la Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduanas". Incluye, al final, lista de nombres.
S. l., 15 de noviembre de 1861.
Membrete de Segismundo Moret con las iniciales SMP

1862-01-12. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat contándole los problemas que está teniendo en conseguir una colocación para su tío Rafael. Comenta además que está haciendo una segunda edición de “La Hermana de la Caridad”, que la venta de los “Discursos” y la “Redención del esclavo” va muy bien y que con los beneficios que den emprenderá el tomo tercero de las “Lecciones”.

TRANSCRIPCIÓN:
Madrid 12 de enero de 1862
Querido Jerónimo: estoy seguro de que estará V. renegando de mí y con razón. Pero amigo mío, no puede V. imaginarse los contratiempos que he tenido en el asunto del Tío Rafael, tanto que el otro día de la pesadumbre que tomé después de almorzar me dio un cólico bilioso que creí que las liaba, y que me ha obligado a estar dos días en cama. Le encontré un destino, pero necesitaba saber escribir francés. No pudo ser. Me prometió otro González Bravo para una sociedad, y la sociedad no se ha fundado. Tenía otro medio arreglado en el Monte Pío, y oiga V. la relación de esta desgracia que de poco me cuesta una enfermedad. El destino del Monte Pío era de Eleuterio. A fin de dejarlo vacante me personé hace unos cuantos días en casa de O’Shea y le dije que colocara allí a mi primo que si no escribe traduce francés. Lo admite, y me escribe el sábado, diciéndome que vaya. No era hora de correo, y no pude escribirle diciendo que el Tío Rafael estaba colocado. Va Eleuterio, toma posesión aquella misma tarde en casa de O’Shea, y al día siguiente, quiebra. Acabado de almorzar recibo la noticia, me voy al Monte Pío y me dicen: como V. dijo que su recomendado tardaría algún tiempo en venir de Valencia, el destino de su primo lo hemos provisto por una recomendación del Duque de Rivas, y hasta febrero no habrá claro para su primo. Y hoy se encuentra Eleuterio en la calle. Al mismo tiempo hacía tres días que yo había impuesto por encargo de un amigo de provincias cuatro mil duros en casa de esos ladrones de O’Shea. En verdad, todo esto me alarmó en términos que al venir a casa creí que me moría. Tuve dos médicos dos horas a la cabecera de mi cama hasta que pude echar la bilis que tenía en el cuerpo. En fin, por eso no dejo de trabajar, a ver si consigo mi objeto. En cambio de las publicaciones puedo darle buenas noticias, muy buenas. Se han vendido más de mil ejemplares de los Discursos. He vendido unos cincuenta de la Redención. Estoy haciendo con los doce mil reales que V. me mandó una segunda edición de la Hermana de la Caridad. Y con el producto de estas dos obras emprenderé […] la publicación de las Lecciones, que no se han podido empezar antes por haber habido como V. habrá visto otra en el Ateneo. Creo que no tendrá V. necesidad de mandar más dinero pues con el que tenemos aquí, y con los productos de las obras habrá para todo. No olvide que se gastaron doce mil reales en los Discursos (3.000 ejemplares) y que ahora se gastarán otros doce mil en la Hermana de la Caridad que se está imprimiendo (3.000 ejemplares). Es un tomo que debía ser más grueso que los discursos pero se le pone letra mucho más pequeña. Tendrá salida. Además se han vendido cincuenta y un ejemplares de la Redención que descontados el giro y la comisión de que hay que sacar doce por ciento son 88 duros cuya parte de 44 de V. pongo en su fondo para emprender con todos los productos el tomo tercero de Lecciones. Entérese V. bien de todo, dígame con franqueza lo que piense y mande a este su amigo,
Emilio Castelar
Los amigos que tomaron ahí Redenciones no tomarán discursos.

1862-04-25. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, solicitándole interceda a favor de una pobre huérfana, que sus padres recogieron y criaron como propia.

TRANSCRIPCIÓN:

¡Qué buenos son mis amigos, de perseverar siéndolo, cuando de mi amistad solo le provienen molestias! Con pena, pero con confianza, remito a V. la adjunta apuntación de que pende toda la felicidad de una pobre huérfana, hija del amor de dos personas distinguidas, que mis padres recogieron y criaron como cosa propia, lo que explicará a V. mi interés casi fraternal por ella. Abogue V. por ella, seguro que hace una noble y caritativa obra, para V. no es menester más estímulo.
De V. su pesada pero mejor amiga,
Fernán
25 abril 1862

1862-05-09. Carta del marqués de Pidal

Carta del marqués de Pidal al presidente del Ateneo enviando para la Biblioteca el primer tomo de la "Historia de las alteraciones de Aragón en el reinado de Felipe II".
Madrid, 9 de mayo de 1862

1862-05-28. Carta de Miguel Colmeiro

Carta de Miguel Colmeiro, vicesecretario de la Real Academia de Ciencias, rogando al presidente del Ateneo que envíe una representación al acto de toma de posesión de académico de D. José Subercase.
Madrid, 28 de mayo de 1862

1862-06-02. Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat

Carta de Emilio Castelar a Jerónimo Amat comentándole que lleva muy adelantada la impresión de las Lecciones y será una obra que se venderá bien, ya que están teniendo mucho éxito [se refiere a las Lecciones dadas en el Ateneo de Madrid].

TRANSCRIPCIÓN:
Madrid 2 de junio de 1862
Querido Jerónimo: Le escribo a V. en exámenes pues si no lo hiciera así, no tendría tiempo para hacerlo. Llevo muy adelantada la impresión de las Lecciones. Luego que las deje impresas y publicadas saldré para Valencia donde nos veremos. La venta será fácil y rápida. Así que se venda que será para el otoño, haremos cuentas, y le mandaré el rédito de su capital que será muy satisfactorio, quedándome así el capital para seguir nuestra empresa. De los productos de los Discursos y de algunos que ha comenzado a dar la Hermana de la Caridad he hecho este tomo que cuesta bastante dinero, aunque aún no se a cuánto ascenderá el importe. Pero a no dudarlo será la obra mía que de más resultados. No puede V. imaginarse qué mágico efecto han hecho las lecciones. Cada noche ha sido un triunfo. No tiro más ejemplares que los necesarios porque quiero hacer pronto una edición económica con los dos primeros tomos. Ya habrá V. sabido mi ruidoso triunfo en Zaragoza. El éxito fue inmenso. Esto me ha decidido a tomar la Licenciatura para el otoño y abrir mi bufete pues no se debe perder un manantial de productos. Si lo hago así V. entra por parte muy principal en mis cálculos. Nos veremos este verano sin falta alguna. Entonces hablaremos. Ya le diré a V. con alguna anticipación el día que salgo de Madrid. Escríbame V. pues hace tiempo que no tengo carta suya. Escríbame V. Ya sabe que le quiere muy de veras su amigo invariable
Emilio

1862-06-26. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, comentando la despedida a los duques de Montpensier con motivo de su viaje y lamentando una tontería que dijo por equivocación en la mesa de Sus Altezas. Le refiere también algunas noticias y finalmente dice ocuparse de un tomo de artículos religiosos que se está imprimiendo en Cádiz, cuyo comienzo será el informe sobre la reedificación de la capilla del Valme.

TRANSCRIPCIÓN:

Sevilla 26 junio 1862
¿Qué es esto?, dirá V. Es, amigo mío, un "Adiós" que con la prisa de la partida no pude decir a V.; es un "buen viaje" que llega cuando ya está finalizado; es: "V. deje mandado", que aún viene bien, pues siempre son constantes y sinceros mis deseos de servirle; es aún más, es una súplica de que cuando V. tenga más adelante un ratito perdido, lo emplee en darme noticias del viaje y cómo lo han soportado los caros seres que alejaba de las costas de España, ufano y orgulloso, el Isabel II. No he cesado de mirar la veleta que señalaba viento sur, favorable por cierto, pero que me temo haya agitado mucho la mar. ¡Cuánto habrá gozado S. M. la Reina Amalia en ver a sus hijos y a sus hermosísimos nietos! ¡Ay! ¡Cuán presente los tengo, cual los vi en la deliciosa tarde pasada en los jardines de S. Telmo! Aún están sobre mi mesa las flores que me dieron, y si las lágrimas de cariño que vierto sobre ellas fuesen rocío ¡por cierto que no se ajarían nunca! Veo al Infantito D. Fernando altamente disgustado con el despotismo fraternal que le quería impedir el remar, preparándose así a su largo viaje de mar. ¡Qué ángeles! Solo les faltan las alas para volar. Esto me recuerda que dije una tontería en la mesa de SS. AA. Eso no sería extraño, porque "digo" muchas, (si bien puede que no las "escriba"). Dije que había escrito a Mr. de Latour que no olvidase en los Elíseos con sus ninfas y Dioses paganos a S. Telmo con sus ángeles cristianos. Ahora bien, recuerdo que no es en los Elíseos, sino en las Thuilerías en que están las estatuas paganas a que aludo. Si V. hallase ocasión, aunque no es fácil que suceda por lo muy ocupada que estará allí la atención, así de SS. AA., como la de V., en cosas de más interés, desearía que deshiciese V. una equivocación que no ha sido mía, sino de una criada que recibió la noticia de la feliz llegada de nuestros queridos amigos los Sres. de Latour a St. Nizaire y al mismo tiempo la bondadosa y atenta pregunta de cómo seguía mi sobrina la Sra. de Cascajares. La criada quizás por solo el placer de pronunciar el nombre de SS. AA. RR. y darme a mí el placer de oírlo pronunciar, viendo la librea de la casa real, creyó la bondadosa pregunta descendida de tal alto origen, y después he caído en que sería una atención personal de Cajigas. ¡Pero anda con Dios! No creo que SS. AA. RR. puedan haberse ofendido de una equivocación que trajo su última, dulce y agradecida sonrisa sobre los labios de un puro y bello ángel pronto a aparecer ante su Dios. Dichas ambas cosas quedo tranquila, no quisiera por nada en este mundo quedar en falta de ningún género grave ni leve con las augustas personas que con más entusiasmo venero, con más simpatía admiro y con más ternura amo.
Por más que allí tenga V. todos los papeles del mundo, envío a V. esos trocitos de nuestros periódicos. Siento que hayan metido a López Conejero en pedir destino a la Reina. Creo que sería la intención benéfica de SS. AA. RR. que adelantase en su carrera y siguiese siendo un buen militar.
Mientras que la Isabel II, navío, surcaba los mares con sus tesoros, Isabel II, Reina, salía de su cuidado dando el ser a otra Princesa. Como en las familias reales las hembras no son tan bien recibidas como los varones, las campanas de la Catedral no estuvieron tan alegras como poco antes lo habían estado cuando dieron la bienvenida a S. A. Don Felipe.
No puedo dar a V. la más mínima noticia que sirva de grano de sal a esta insulsa carta. Me ocupo de un tomo de "artículos religiosos", exclusivamente, que se está imprimiendo en Cádiz. Empieza por mi "compte-rendu" de la reedificación de la capilla del Valme, en lo que espero que SS. AA. RR. no tendrán inconveniente; mis libros donde más se venden es en América y Alemania, y debe saberse allá toda esa admirable historia pasada y contemporánea, y en qué se ocupan estos Príncipes cuya enorme superioridad alarma tanto a dos gobiernos. El papel se acaba; póngame V. a los pies de SS. AA. RR. Beso las 12 blancas y preciosas manecitas que como un collar de perlas abrazan en este momento el noble cuello de la augusta madre de su Padre. Mil cariños a las Sras. de Vallejo y Robles y V. perdóneme con la indulgencia de caballero y de amigo. Lo es de V. de corazón,
Fernán

¿Piensa V. que SS. AA. RR. se ofenderían si les dedicase mi libro sin su consentimiento? Si fuese así suplico a V. que se los pida. [texto añadido al principio de la carta]

1862-08-05. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, en la que comenta y agradece las noticias que le envía sobre los duques y la Reina Amalia. Le relata a continuación noticias locales sobre diversas personas y le adjunta un recorte de prensa con una coplilla sobre la intervención francesa en México.

TRANSCRIPCIÓN

Sevilla 5 de agosto 62
No puedo ponderar a V., mi querido amigo, la inmensa satisfacción que me ha causado su muy grata. ¡Nada sabía de personas tan queridas, sino por los periódicos! Todo estaba mudo como San Telmo, cuyo silencio no es interrumpido sino por el claro timbre de su reloj, que cuenta tristemente a la palmera del patio las largas horas de ausencia. Pasado el primer momento de emoción melancólica, fue causándome la más viva satisfacción la lectura de su grata, principalmente por el buen estado de salud de S. M. la Reina Amalia, cuya fe es el fuerte báculo que le ha hecho resistir y no dejarse rendir por las penas; para quien cree, no hay muertes sino ausencias; para quien debe ceñir una corona en el Cielo ¿qué le importan las de la tierra? Y para quien siempre hizo el bien por deber y por instinto, le es fácil menospreciar la ingratitud.
¡Cuánto ha agradecido mi corazón que S. A. R. el Infante se acordase de mí en la tumba de un gran poeta! Todo cuanto dimana de S. A. R., tiene no sólo el sello de admirable bondad, sino el de exquisita delicadeza. Yo prefiero a la de todos los poetas la de Said, por estar en ese Edén llamado los jardines de San Telmo. Pero ¡cuánta gracia me ha hecho que nuestra Infanta, cediendo al ruego del Pachá, tomase entre sus labios una boquilla de pipa, que aunque fuese al través de una esmeralda le trajese el humo del tabaco! Ese es un bello triunfo del Pachá, que según V. me lo pinta no debe a sus ¨"seducciones" morales ni físicas sino al buen humor de esa Princesa, la más feliz, así como la mejor del mundo. Si viene aquí su Señoría no lo veré yo, que como V. sabe no salgo de mi rincón, sino para ir, cuando sus dueños egregios se dignan recibirme, a San Telmo. Se queja V. de no ver el sol ¡Ojalá pudiese meter en esta carta algunos de sus rayos que aquí tanto nos sobran y nos fatigan! Ustedes tienen el sol de la Exposición y otros soles; aquí tenemos el del cielo. Todo se compensa. No fue a V. a quien di mi carta para Mr. de Latour sino a Pepita Vallejo. Escribí a V. una carta que encargué se remitiese a Tomás para que la dirigiese, pero Tomás se ha detenido mucho en París con su familia, de manera que si llega V. a recibirla será tan vieja, que le aconsejo a V. de quemarla sin leerla. A Mr. de Latour escribí, no sé si habrá recibido mi carta. Castilleja, mi sobrino Juan y mi hermana Aurora fueron a ver a esos amables y queridos señores, pero no los encontraron, estaban en el campo. Suplico a V. que con mis más cariñosas expresiones se lo diga a Mr. de Latour y le dé el adjunto papelito sobre Trueba, que le será grato. Si el Edimburgh Review ha hablado de él y de mí, solo se lo debemos a nuestro bondadoso y parcial apologista. No puede V. pensar cuánto he celebrado que estén de vuelta los Príncipes de Orleáns. Aquel país no era digno de tener tales defensores, y si hubiese estallado (como se prevé) una guerra con Francia, habría sido un conflicto.
Mando a V. una coplilla que corre, sobre la derrota de los vocingleros mejicanos. Me pidieron para un periódico, en el día de la Virgen del Carmen, algo alusivo a ésta Señora y les envié el articulito que remito a V. Como no estaba aún decidida la traslación a S. Leonardo, no sé cómo dirigir esta carta, ¿pondré en el sobre Londres o bien Orleáns-House? No sé qué hacer, más vale poner el lugar de donde fecha V. su carta. Ya sabrá V. que murió el pobre Sevilla. El Sr. Cardenal, se muere como lo hacía todo, santa y lentamente. El nuevo Intendente del Real Patrimonio, no ha variado nada hasta ahora por aquí. Las Guillelmis buenas, así como las demás amigas, que devuelven a V. sus amistosos recuerdos. Pancha Castro está en Cádiz. Lolita, su hija, está perdida por Diego Benjumea. Si me atreviese pediría a V. un favor, y es que con tanto cariño me pusiese a los pies de S. M. la Reina y de nuestros amados Infantes como lo haría yo si tuviese la dicha de estar en su presencia, cariño que solo iguala mi respeto en sentido y profundo. Asimismo a los de los ángeles de San Telmo y de SS. AA. los Condes de París y de Eu. He escrito un pequeño Cuadro que trata de la guerra de África en que hay recogidas las aleluyas que decían los soldados, y entre ellas ésta:

Quién dice siempre : Adelante
El sobrino del Infante

Cuando se imprima se lo enviaré a V. Mis cariños a Mr. de Latour, a las señoras de Vallejo y de Robles y acuérdese V. de quien parte y reparte se queda con la mayor parte.

[En la primera página, al inicio de la carta, hay pegado un recorte de periódico con la coplilla a la que alude sobre la derrota de los mejicanos:]

“Mambrú se va a la guerra
No hace falta que Forey
Lleve sus tropas a Méjico
Si es que con quinientos zuavos
Se destruye allí un ejército”

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