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Circular a los socios del Ateneo

Circular de la Secretaría a los socios del Ateneo sobre el problema creado con unas cartas de propuesta de candidatura que han utilizado ilegalmente el sello oficial del Ateneo. Firmada por Victoriano García Martí.
Sin fecha
Posiblemente entre 1921 y 1922, años en los que fue secretario del Ateneo Victoriano García Martí.

1921. Circular a los socios del Ateneo

Circular a los socios del Ateneo sobre el problema del exceso de socios transeúntes, que se tratará en la Junta general extraordinaria del 14 de abril de 1921.
11 de abril de 1921

1918. Circular de propuesta de candidatura

Borrador de una circular con la propuesta de una candidatura del Conde de Romanones a la presidencia del Ateneo, tras el fallecimiento del presidente Rafael María de Labra. Sin fecha.
Posiblemente la fecha sea de mayo de 1918, ya que Rafael María de Labra falleció el 16 de abril de 1918 y el 20 de mayo se celebraron nuevas elecciones.

Sin fecha. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Antoine de Latour

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") a Antoine de Latour, donde le relata cómo Miguel Velarde intervino en una obra de caridad con la que los duques de Montpensier favorecieron a una anciana necesitada, relato que ella llama “uno de los misterios de San Telmo”.

[La letra no es autógrafa de Cecilia Böhl de Faber]

TRANSCRIPCIÓN:

De Fernán Caballero a Monsieur de Latour

Señor mío y querido amigo:
Cuando parece que el tiempo cesa de incomunicarnos, se le antoja a mi monótona buena salud hacer fiasco, y encerrarme en casa, cosa que nada sentiría, si no me precisase del gusto de ver a V. Es preciso pues acudir a la suplefalta de la palabra la pluma, aunque mi cabeza con la fluxión que la aqueja no está para ello; pero yo trato a mi cabeza como nuestros crueles arrieros a sus pobres, cansados y débiles asnos –arre, arre, sin piedad. Pero en este momento no es la voluntad por lo en mano, es el corazón, que suavemente la guía. Tengo de escribir… asómbrese V. ¡¡unos "misterios"!! Sí señor… es preciso el ser de su época. Estos misterios llevarían por título: "los misterios de San Telmo".
En San Diego había un cementerio, fue convento de unos malvados frailes. Vense entre oscuras colgaduras de hiedra los sepulcros y estatuas de los muertos enterrados en el convento de San Francisco trasladadas allí para aumentar el horror; puede que la del Comendador se levante de noche y busque por todo el palacio y sus dependencias algún pícaro seductor para llevárselo a buen recaudo, y "pour comble d’horreurs" ¡aparecen sepulcros y huesos romanos! Pero estos están de cierto muy agradecidos a S.A.R. pues le ha "hecho la tierra ligera". Creo que V. ignora muchos de estos misterios; pero supongo que hoy sobra alguno por la Andalucía. Queda el referir a V. la segunda parte y esto voy a hacer si no se horroriza demasiado. Acabo de recibir la Andalucía y no lo trae; como se compone la tirada (menos las noticias) dos días antes, no tiene nada de extraño, a las 4 iba a las reales manos de S.A.R. el memorial de una infeliz anciana, solo y estéril amparo de unos nietos huérfanos que por absoluta falta de medios ni podía sacar su equipaje de las galeras ni proseguir su viaje a su pueblo, ni permanecer aquí; pero estaba escrito que había de llevar de Sevilla una muestra de la caridad sin límites de los hermanos de nuestra Reina, de los hijos de los franceses, a las siete entraba en casa Velarde, que nunca he visto mejor parecido; en salón animado, sus ojos que brillaban como estrellas, su boca en la que bajo los bigotes del bizarro militar brillaba una sonrisa dulce, inocente y gozosa como la de un niño, demostraban que algo lo entusiasmaba y conmovía. Sobre la mesa cayeron unas monedas de oro (que eran, no lo que pedía la necesitada, sino el doble) y en mis oídos unas palabras… que si bien forman parte de los misterios de San Telmo, los forman también de los dulces y escritos misterios de mi corazón donde llegan para no salir de él.
Me he interrumpido un rato, para proseguir con más calma. Aquí estaba mi "ayudante literario" Cantillo, al que su buenísimo corazón da alas, y su delgadez fenomenal, ligereza, para volar al teatro como un ave nocturna de "buen" agüero. Es largo de paso pero corto de vista y así penetra a fuerza de preguntas, zancadas y empujones en el Tubino. ¿Qué es eso? ¿Qué trae usted? ¿Qué se […]? Cantillo hace sonar las monedas de oro en su bolsillo; la curiosidad de Tubino se convierte en asombro. ¿Oro? ¿Usted? ¡O no, yo! El oro dos veces oro porque es el de la caridad, tres veces oro, porque es el oro de la caridad de SS. AA. RR., para la pobre que V. ha recomendado a Fernando Caballero, por cuyo conducto y otro de gran […] llegó el memorial a sus manos. Ahora es a su vez Tubino que sin ser más deja a Romea plantado y sale desalentado repitiendo: “¡Jesús! ¡Qué señores! ¡Qué caridad tan inagotable! Dios se lo pague”, y sale sin cesar de correr hasta el domicilio de la anciana necesitada. Y las gentes en el teatro preguntan ¿pero qué es eso?, ¿qué ha sucedido?, ¿ha venido un parte telegráfico?, ¿es un nuevo atentado? No, no, señores, es… uno de los misterios de San Telmo.
Tubino fue demasiado pronto en el modo de dar la nueva a la anciana, que quedó medio accidentada y ahogada en una congoja, repitiendo entre sollozos, bendiciones y "Dios se los pague", de aquellos que es ala el corazón tan ferviente y tan alzado a Dios que desde luego llegan a él… aquí tiene V. pues uno de los misterios de San Telmo de que le hablé al principio de mi carta.
Envío a V. una carta de mi sobrino Juan; lo uno, porque basta que no tenga la hon… (no, antes ha de ir la dicha) antes que tenga la dicha y la honra de poder yo misma expresar los sentimientos de mi sobrino, desearía que V. tuviese la bondad de hacerlo en mi nombre; deseo que sea V. lo que medie en toda confianza sobre la traducción que voy a enviarle con los retratos de SS. AA. RR. que pide, quiero enviarle, pues son pan de ver en las cortes extranjeras, el de S. A. R. que tiene el transparente velo y el pañuelo de Manila, lo muy muy parecido; es el más español y teniendo mucha dignidad, es el más garboso; mi álbum y mi corazón quedarán heridos: pero quiero que vean ese retrato en el extranjero.

1875-07-01. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Julia

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") a Julia, en la que le ruega interceda ante su cuñado González para que intervenga en la recomendación de su antiguo criado Antonio Peña, necesitado de un reconocimiento en su puesto de trabajo.
[Posiblemente la destinataria sea Julia González-Nandín, esposa de Miguel Velarde]

TRANSCRIPCIÓN:

Querida Julia:
Tengo que hacer un grande empeño a tu cuñado González; pero no me atrevo a tomarme directamente esta libertad, y me valgo de ti, hija mía, que tantas pruebas de bondad me tienes dadas, para que con este enfadoso empeño le incomodes.
Me han asegurado que su hermano, el señor D. Francisco, es la persona a la que más atiende el Sr. Lacambra. Ahora bien, mi buen criado antiguo Antonio Peña hace diez y seis años que entró de dependiente en puertas, en cuyo ramo ascendió en breve a cabo por su ejemplar comportamiento. Este puesto volvió a ocupar cuando se restablecieron los Consumos, hasta que de buenas a primeras, sin causa ni razón, lo rebajó de categoría y de sueldo el Sr. Lacambra, dejándole de dependiente con el cargo de aforar. Ahora hay una plaza de cabo vacante y la equidad y la justicia, así como la caridad (pues ese excelente y honrado hombre tiene mujer y cinco hijos que mantener), piden que se le reponga en el lugar que sin causa le fue quitado. Es soldado cumplido con sobresaliente hoja de servicio.
Perdona no vaya en persona a hacerte este empeño; pero no puedo salir por haberse ayer enterrado mi pobre sobrino Guillermo Hidalgo, lo que me tiene en gran desconsuelo.
Mil cariños a Velarde y María y recibe todo el de tu más sincera amiga,
Fernán
1 julio 75

Sin fecha. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Julia

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") a Julia, pidiéndole que le envíe la dirección que pone a Velarde y que le informe sobre “cómo sigue nuestro querido enfermo”.
[Posiblemente la destinataria sea Julia González-Nandín, esposa de Miguel Velarde]

TRANSCRIPCIÓN:

Mi querida Julia:
He tenido hace dos días carta de Mr. de Latour y, teniendo que contestarle, te molesto pidiéndote el favor que me envíes la dirección que pones a Velarde, lo que espero me perdonarás. También te rogaría, puesto que tu marido no deja de escribirte un día, que me mandes a decir verbalmente con la dadora cómo te dice que sigue nuestro querido enfermo.
Mil cosas a tu excelente madre y lindas hermanas, y tú sabes que, aun sin haber tenido el gusto de tratarte, era y es tu apasionada amiga,

Sin fecha (5 septiembre). Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") a Miguel Velarde, con nota de “confidencial”, ofreciéndole ayuda económica para la compra de una casa.

TRANSCRIPCIÓN:

Confidencial
Querido amigo:
Reflexionando que podría tener a V. cuenta el comprar la casa de que hablamos anoche, pero que vista su buena fábrica y buen sitio ha de ser bien cara, yo con esa insolencia de la amistad, me atrevo a decirle que sería para mí un buen negocio el que V. tomase 50 mil reales que me valió la venta de mis escritos, pues en parte ninguna los creería más seguros. Con solo una indicación de V. los mandaría venir, y entre nosotros no mediaría más que un recibo de V. en un papelillo cualesquiera por cosa posible de muerte y, sobre todo, esto (por mutua conveniencia) quedaría tan oculto que solo solo V. lo sabríamos [sic].
Esta es una carta de negocios; ¡el pobre Fernán tiene que serlo todo en su casa! Pero lo que es más que nada es su más sincera y afectísima amiga
Fernán
5 septiembre
No se enfade V., que será ganando su por ciento.

Sin fecha (lunes 12). Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") a Miguel Velarde, agradeciendo su carta y manifestando su deseo de verle antes de que se vaya, quizá por la noche que cenará en palacio.

TRANSCRIPCIÓN:

Son poco más de las siete; pero hay una hora que estoy levantada ¡como si me diese el corazón que había de recibir su tan grata carta! Mil gracias por ella. ¡Mucho deseo igualmente tener el gusto de ver a V. antes que se nos vaya! Quizás lo tendré esta noche, en que tengo la honra de comer en palacio.
Su más sincera amiga

Cecilia
Lunes 12

1874-12-06. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") a Miguel Velarde, comunicándole que puede acudir a visitarla cualquier día y a cualquier hora, puesto que está enferma y no puede salir de casa.

TRANSCRIPCIÓN:

Veo desde aquí asomar a sus labios su graciosa y alegre sonrisa al tiempo que me escribía la fina esquela que he recibido, pues tendría presente el enojo que contra el malhadado Fernán sentiría Cecilia. ¿Qué he de decir a usted? Si digo la "verdad", que es estar enferma, pasará (sin serlo) por una excusa. Así, como que no salgo, a cualquier hora y en cualquier día puede usted venir, pero, ¡ay!, no como suele hacerlo con mi querida y discreta Julia, sino con un curioso que saldrá alzando los hombros y diciendo: ¡¡¡"Valía la pena" de venir a la calle de Juan de Burgos!!! La hora en que estoy sentada en mi mesa de copa es desde las seis a las diez de la noche. De seis a siete no pierde teatro ni tertulia; pero repito me es indiferente, puesto que no puedo salir ni puedo escribir, como lo prueba esta esquela que quizá no pueda usted leer. Los malos ratos y los años roban las fuerzas y la vida, pero no así la amistad, a la que parecen dar más consistencia y ternura.
Su más amiga,
Fernán
6 diciembre 74

1868-10-19. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, en contestación a la que éste le escribe desde Portugal. Se lamenta de lo intranquila que está Sevilla con una revuelta de trabajadores por sus calles y hace diversos comentarios sobre la batalla de Alcolea y sobre la situación política del momento.

TRANSCRIPCIÓN:

Sevilla 19 Octubre 68
Mi querido amigo:
Mil gracias por su apreciada carta recibida con la doble satisfacción de ser escrita por V. y venir de donde viene. Escrita está con tranquilidad a orillas de ese Tajo que, según Mr. de Latour, es menos poético que su fama pero al menos tranquilo. No tienen esas ventajas las orillas del Betis, suenan alto las palanquetas de los demoledores y hay por añadidura una inmensa turba de trabajadores, a los que el municipio pagaba 6 r. y que habiéndoles rebajado el jornal a 5 gritaron que no los querían, pasando por aquí gritando. Me asusté horriblemente, ¿dónde iban? -mandé saber- iban a la fábrica a buscar a las cigarreras para que se uniesen a ellos. Los detuvo un humilde emisario del soberbio municipio para comunicarles que éste cedía a las exigencias de su "Soberano"; pero el "Soberano", engreído con su fácil triunfo, dijo que éstas se elevaban a querer 8 r. y el pan a dos reales. Y esta fiesta anda hoy por las calles ¡cómo le están "enseñando" al pueblo a revolucionarse! Él hará progresos y, como siempre, sus maestros serán sus víctimas. Aunque escribí ayer a Mr. de Latour, lo hago a V. para enviarle la "exactísima" relación de la infausta batalla de Alcolea que un amigo mío, testigo de vista (pues era el telegrafista) y aunque unionista, imparcial, ha escrito, y de una manera preciosa, como V. verá. Se ha impreso en un diario de Córdoba, y me apresuro a enviarla a V. porque creo interesará a SS. AA. RR. el Infante. El noble y desafortunado Novaliches que, herido ya, y teniendo su destrozada mandíbula sujeta con su pañuelo que apoyaba en ella, y no quería apearse del caballo hasta que, cubierto de sangre, cayó desmayado, por una fatalidad que no se explica (yo sí la explico) tuvo todos sus partes telegráficos interceptados y puestos en manos de Serrano.
Llamo la atención de V. sobre La Andalucía de ayer 18. He colegido (pues no puede ser otro) que es de Rubio el malvado primer artículo; ¡¡y ese hombre atroz que desterró a los Felipenses y ha echado por suelo aquella preciosa iglesia, verdadero santuario de la religión y estuche de preciosidades, es el que arrastra a los que hoy se llaman "la opinión pública"!! ¿No es en nombre de la "moral" que esos hipócritas han echado ignominiosamente del trono de sus antepasados a la Reina Isabel y nos quieren poner en él a un D. Fernando?
El trono está vacante; es un hecho consumado por una sedición militar que en lugar de proclamar desde luego, como les hubiera sido fácil, la persona que el "derecho", la "legitimidad", la razón, llamaban a ocupar el trono, se han echado en brazos de la democracia, ¡¡¡esa sierpe que como a otros Leocoontes los ahogará!!! ¡Estamos perdidos! Un amigo mío (unionista) que llegó ayer de Madrid me ha confirmado el que había sido dado de puñaladas y quemado el retrato de Prim, el ex héroe del movimiento. Dice que aquello es una Liorna; ¡que no se concibe de dónde ha podido salir tal enjambre de pretendientes! La de León me ha dicho que le escribe su marido, que está allí, que para el 22 se disuelven por el Gobierno las escandalosas juntas; no querrán disolverse y ahora va a empezar la gresca. Y esos augustos Señores ¿pueden pensar siquiera en venir a presenciar esto? Mi hermana viene, y aunque sea una simple particular, pienso que ha escogido muy mal el momento. Vea V. en La Andalucía del 18 la manera insolente y orgullosa con que hablan los periódicos ingleses de la candidatura del Príncipe Alfredo. ¿Pues y la del necio Amadeo de Saboya, que querría llevar un ejército español a combatir al Santo Padre? ¡Vamos, están locos, locos! En fin mi querido amigo, estoy aburriendo a V. hablando tanto de la cosa pública; pero aquí y en toda España se habla de otra cosa. ¡Mire V. que ir a buscar fuera lo que en casa tenemos! Pero no parece sino que esta revolución está pagada por L. N. para hacer odiar el nombre de Borbón.
Acaban de pasar todas las cigarreras que irán probablemente al Ayuntamiento a pedir aumento de salario. ¡Estamos bien! Otra cosa hay que temer. La tropa que hay aquí es de la que traía Novaliches, y han dado en gritarles cuando los ven: "liches", "liches", apodo burlesco con el que se incomodan los soldados, y el día menos pensado hay un conflicto. Guerola me escribe: “nada he tenido que sentir personalmente, aunque mucho por otros y por el porvenir de nuestra nación que parece destinada a alternar constantemente entre malos gobiernos y revoluciones”.
¡V. me dirá con razón que estoy muy funesta! ¡pero así está todo el mundo! ¡Dichoso quien ausente y tranquilo sabe por referencia y sin presenciarlo lo que estamos viendo y veremos!
De V. su más triste pero mejor amiga
Fernán

1868-10-03. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, por la que agradece sus noticias y le hace comentarios sobre la situación política general y cómo se están desarrollando los acontecimientos en Sevilla.

TRANSCRIPCIÓN:

Mi muy querido amigo:
¡Con infinito placer he recibido su carta! Qué placer sentí al ver esa letra clara y elegante que me traía noticias de tan amados señores, de tan queridos amigos, mucho más en circunstancias que no puedo ver a Julia, puesto que las señoras no salimos a la calle, y mucho menos a sitios públicos; no por lo que haya sucedido, sino por lo que pudiese suceder, pues no había en esta ciudad más tropa que alguna bisoña guardia rural. Hoy, no obstante, he oído cornetas; así presumo haya llegado alguna caballería, y no puedo menos de extrañar que Serrano no mande alguna parte de los 18.000 hombres que, según se dice, reunió en Córdoba. En fin, sea como sea, ¡quiera Dios sacarnos pronto de la anormal, peligrosa y triste situación en la que nos hallamos! Hoy es el tercer día de luminarias, repiques y colgaduras. Como puede usted pensar, yo ni he colgado ni iluminado la "casa de la Reina" en honor de su salida de España, aunque todos los que en ella habitan lo han hecho, porque yo no hago bajezas ni puedo ser ingrata a quien me ha hecho beneficios, los que sólo de las personas reales he admitido nunca. Además, el ponerlas era bastante indiferente, pues ni un alma ha pasado por aquí en estos lluviosos días y noches.
Ayer circuló, y se vendía por los ciegos, una doble noticia cuya primera parte me llenó de júbilo, pues sería la paz de la Europa, pero cuya segunda, el estar París en estado de sitio, me aterró a causa de mi pobre hermana y su estado delicado; pero hoy se ha desmentido; pero malo es que se haya dicho, pues esas voces no suelen ser del todo falsas, sino precursoras.
A Sedano, por el que con tanto afán me empeñé y trabajaron por colocar Fernando Fernández y Rueda sin conseguirlo, lo han hecho oficial primero de la Fábrica de Tabacos, pues es progresista; es un buen adelanto, ¡desde fiel de puertas que había sido! No doy a V. noticias, ni locales, puesto que todas las sabrá por los periódicos, hasta la muerte de Simón Grandallana que ellos trajeron. Ya se empieza a alborotar la gente con la elección de la nueva junta que, según se suena, va a ser del rojo más subido. ¡Dios nos asista!
¿Comprende V. la orden de llevar a Zapatero a Barcelona? Yo sí.
Adiós, mi querido amigo. El destrozo en el puente de Alcolea ha sido "atroz"; es una gran mentira lo de la traición de parte de las tropas del ejército del general Novaliches. Lacy, que las mandaba, se pasó, y las tropas no quisieron e hicieron fuego. El Príncipe Girgenti, del que tan sangrienta burla hacen, tuvo dos caballos muertos y fue herido en un brazo. En fin, no sé si hago mal en escribir estas cosas a pesar de la inviolabilidad de las correspondencias votada por el flamante programa; pero a bien que ésta no va por el correo.
Quisiera que volara el tiempo y que cuanto antes en este cataclismo se apareciese la suave paloma con la rama de olivo.
Su más sincera amiga,

Fernán

3 octubre 1868
Me han dicho que se esperaba en el palacio de la calle San Amaro a Mr. de Latour. Si ha llegado, o cuando llegue, hágame V. el favor de entregarle la adjunta.

1868-08-20. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, en contestación a las cartas que Velarde y los duques de Montpensier le han dirigido desde su destierro en Portugal. Lamenta la triste situación en la que se encuentran y hace diversos comentarios sobre la situación política española.

TRANSCRIPCIÓN:

20 agosto 68
Muy reservada
Varias veces he empezado a escribir a V., señor y amigo, y otras tantas he roto lo que había escrito, tal es la agitación de mi espíritu, la opresión de mi corazón, que a veces no sé lo que me digo. Puede que otro tanto me suceda en esta ocasión, por lo cual le suplico lea con indulgencia esta carta, puesto que no debo demorar el escribirla, pues no basta pensar en las personas queridas, es preciso probarles su interés con las cartas, ¡suaves estrellas en la oscura noche de la ausencia!
El júbilo que sentí al ver las cartas que se han dignado dirigirme SS. AA. RR., así como aquella con la que la amistad de V. me favorece, se tornó en honda tristeza al leerlas. S. A. R. la Infanta, pintando con tanto sentimiento los últimos momentos de la fiel servidora que ha perdido, momentos que ha tenido S. A. R. el consuelo de endulzar y de santificar con su presencia, me llenaron de admiración y de melancolía. Aflictiva empero me fue la lectura de la de S.A.R. el Infante en la que, con su superior talento y delicadeza me dice que me agarro a una ilusión para no ver lo que "comprende muy bien" que no quiero ver, y esto, amigo mío ¿cómo no lo ha comprendido V., cuando me dice: que no tengo una palabra para condenar al Gobierno? Para condenar al Gobierno tengo 100 mil, y lo he hecho de esa cobardía, pues otra cosa no cabe; es demasiada la distancia. Pero si el tiro que puede alcanzar a tan elevados Sres. venía de otra parte, no solo no lo he querido ver, como dice S. A. R., sino que aunque lo viese, no sería yo, no, la que me atreviese a decirlo, lo uno porque lo crea irreverente hacia sus mismas AA. RR., y lo otro porque en los intereses de los buenos españoles, en los de los amantes adheridos a la Real familia, y en el de nosotros los que apegados estamos a SS. AA. RR. como la yedra a la noble encina, está el despojar cuanto sea dable a este doloroso asunto de su gravedad, no acumular, sino despojar cuanto nos es dable las dificultades en una reconciliación de familia que no puede menos de verificarse en breve entre estas augustas personas tan propias, tan nobles y generosas, tan cristianas que por tanto deben saber "perdonar" esa noble prerrogativa de las personas Reales; y cuando esto suceda, lo que espero será pronto (si el enemigo de la paz europea no gasta en contra su nefanda influencia), entonces S. M. y SS. AA. mirarán bien a aquellos que, aun a costa de hacer aparecer su sincera y profunda adhesión menos exaltada, han ensayado en su pequeño radio el dulcificar lo amargo, templar lo duro. Pena cuando S. A. R. me dice hablando de la hermosa catedral: "que quizás no vuelva a ver", ¡¡¡la carta cayó sobre mis rodillas y quedé anonadada!!! Y cuando leí la exposición de SS. AA., que hace días aguardaba yo con tanta ansia, ¡¡comprendí esta terrible frase!! Está digna –dicen los unos; está fuerte, dicen los indiferentes; está muy intencionada, dicen la enorme falange de los malos que se gozan en los disturbios; y yo exclamo: ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Qué ha sucedido? ¿Qué enemigo de las seculares Reales estirpes y de la felicidad de España ha venido a sembrar en el hermoso suelo de las flores de lis la zizaña?!!!
A esto se añade, para aumentar mi aflicción, las noticias que corren muy válidas. Se dice que los conspiradores desterrados han comunicado a ese "hombre", a ese "Júpiter inhábil", que solo están apegados a la primera parte de su programa; se dice que aquel "metomentodo", asustado de la segunda parte del programa (como era fácil prever), se ha puesto de acuerdo con Prim para poner sobre el Trono de España al cuñado de su primo, a aquel P. Amadeo que años pasados hizo aquí tan triste papel, haciendo de este revoltoso su Garibaldi y del Sr. Olózaga su Ratazzi; Y en este estado de cosas nos abandona el Príncipe nuestro, que en circunstancias dadas está llamado a contrarrestar con ayuda de todos los buenos y leales, y de toda la España "en masa" tantas locas ambiciones, a tantos descabellados planes, y a los intrusos. ¡Sí, mi querido amigo! ¡Nos abandona!
Dígale V. a S. A. R. que sí iré a la Virgen del Valme como me encarga y le diré como le dijo su santo antecesor: ¡Señora, "valnos"! ¡"valnos"! ¡Trae a tu lado los ilustres descendientes, que volvieron a levantar la derrumbada capilla que tu santo protegido te edificó! ¡Disuelve con tu gran poder esa negra nube de la que tanto se gozarán los enemigos de España y de los egregios Borbones!
¡Diga V. a ambos Señores cuánto los tengo en el corazón y en el pensamiento, ante la hermosa Señora de los Reyes en su octava! Me dirijo a la bóveda en que reposan los dos hermosos Príncipes, que me parece deben estar tristes por la ausencia de sus amantes padres, de ellos les hablo, y pido a la Virgen que los custodia, que los consuele trayendo pronto al triste y abandonado San Telmo, su vida, su alegría, su honra, su alma.
Espero en Dios que Joaquina habrá llegado bien con los Infantitos, y si D. Luis ha soportado sin resentirse las penalidades del viaje, será señal que se va robusteciendo. He visto a Dolores Campo Verde que me ha dicho que no es bonita la casa de la calle de San Amaro. Mucho lo he sentido. Para los que cifran y restringen toda su felicidad en su hogar doméstico, este debe ser hermoso como San Telmo; pero mucho será que la vara mágica de S. A. R. el Infante, no lo ponga pronto (y aunque sea para habitarlo poco tiempo) hermoso y elegante.
Suplico a V. que diga a S. A. R. la Infanta, que con ese corazón abierto a todas las desgracias se ha dignado interesarse en la salud de mi hermana Aurora, que sigue lo mismo, que por tercera vez ha ído a junta Nelaton, Verthez, Voilnir, Ricord, en fin 7, y que se han vuelto a dividir las opiniones, por lo cual, no se opera.
Envío a V. un trozo de carta de nuestro buen y discreto amigo Grandallana para que vea V. cómo se cree a SS. AA. RR. víctimas. No le hablo a V. de noticias, que todas las sabrá mejor que yo. De lo que mucho se habla es del asunto del pobre niño atado en el inmundo husillo del Tagarete, donde a los tres días lo hallaron sus verdugos espirando de hambre, sed, angustia, desesperación, roído vivo por las ratas, y lo degollaron. Roído a su vez, pero de remordimientos, el asesino (que está ético) se está muriendo en la cárcel. Otros crímenes horribles se han cometido en estos días, ¡¡¡no parece sino que hay una negra nube sobre Sevilla!!! ¡Habré cansado a V. mucho, mi querido amigo, pero cómo contenerme hablando y hablando "a coeur ouvert", como lo hago con V., de las cosas que más, más, más, me interesan en este mundo!! ¡¡Que no hubiese estado ahora Tenorio en la corte!!! ¡¡Qué tristísima época!!
Páselo V. bien, mi muy querido amigo, póngame V. con amor y reverencia a las plantas de SS. AA. RR. A Joaquina, que me cumpla su palabra de escribirme y darme noticias de los Infantitos todos. A Pepita y Ramona, tantas cosas y V. sabe es su mejor amiga,
Fernán
No he tenido la exposición por Julia

1868-08-03. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, manifestando su dolor por la ausencia de los Príncipes (desterrados en Portugal). Le comenta algunas noticias locales y el caso de una petición de indulto al ministro.

TRANSCRIPCIÓN:

3 Agosto 68
Mi querido amigo:
¡Qué mal dice el refrán (a lo menos en esta ocasión) cuando asegura que a muertos e idos no hay amigos! ¡Mejor diría en lugar de "idos" a los que se "quedan"! He ido dos veces en casa de Julia a saber de V. y de nuestros amados y augustos viajeros, pero tuve la desgracia de no encontrarla en su casa. En la primera ocasión había marchado a Sanlúcar.
De cuanto pasaba en Portugal tuve noticias por una carta de una persona formal establecida allí. Supe que el "navío" de la Reina Victoria se había lavado las manos, largándose. Dignidad de los Reyes ¿dónde habéis huido? En fin, no es prudente hablar de "nada"; en lo que sí no hay imprudencia, es en hablar del dolor que la ausencia de tan amados Príncipes causa, sobre todo a los que, habiendo tenido la dicha de tratarlos, tanto los aman. Incluyo a V. esas cartas para SS. AA. RR., que espero se dignarán recibir con su acostumbrada bondad. No se puede creer a los periódicos, sobre todo a muchos de ellos que infamemente se afanan en ahondar la brecha que infaustamente se ha abierto (gracias a malvadas influencias) entre nuestras Personas Reales. Así es que se dijo que S. A. R. el Infante había renunciado a todos sus honores. Esto era desairar a la España entera, era romper con ella, así es que pasé los más crueles ratos, hasta saber semejante invención desmentida; ahora dicen se prepara un palacio en Cintra, pero la de Serrano me ha dicho que Solís ha ido a preparar uno en Oporto. Dios quiera que sea por poco tiempo y que cuanto antes vuelvan estos Príncipes a su hogar entre todos los que los admiran y aman y ¡¡ay!! ¡los necesitan!
Pocas noticias puedo dar a V. de aquí. Con gran placer hemos sabido el alivio de la Marquesa de Cela, cuya enfermedad repentina tanto había alarmado a sus amigos. Mi hermana Aurora no ha hallado cura ni alivio en París. ¡Válgame Dios, ese Nelaton que sabe hacer vivir a los medio moribundos y curar a Garibaldi, no puede aliviar a mi hermana! Si no hubiese curado a nuestro querido Mr. de Latour, le creería el médico del diablo. Me voy a las escuelas, no quiero ser la primera que empiece a destruir el trabajo de nuestra Infanta en instituir asociaciones piadosas, al ausentarse su fundadora. Todo está aquí desanimado, no hay más animación que la culta, compasiva y delicada animación de las corridas de toros. Suplico a V. que diga a SS. AA. RR. para su satisfacción que habiéndose una persona acercado al ministro por saber del indulto del excelente B. de la Torre, mandó el ministro sacar las peticiones "arrinconadas", y se halló la del mencionado Torres (que tuvo el Infante la caridad de entregar al Rey). Allí estaba y tenía escrito al margen: muy recomendada por SS. MM. ¿Y qué hizo? Contó la fecha de su condena, le faltaban "meses" (¡¡creo que 4!!) para cumplir la mitad y dijo: hasta que se cumpla la mitad, "no". ¿Qué le parece a V.? ¡¡Pobres Reyes!! ¡Y en caso del "indulto" de un pobre infeliz padre de familia! ¡Qué catones son los ministros! ¡¡qué legales!! ¡¡asombra!! He abusado de su paciencia, pero es un castigo, el que no quiere "escribir", que "lea".
Su más sincera amiga,
Fernán

1867-06-23. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, pidiéndole información sobre un cargo en casa de los duques, que solicitaría para su marido su amiga Trinidad Montilla.

TRANSCRIPCIÓN:

¡Acabada de recibir una larga epístola mía se ve V. acometido por una segunda! Pero a costa del sacrificio de parecer a V. importuna, me resuelvo a complacer a Trinidad Motilla, a la que desde que era niña quiero mucho. Esta me ha suplicado al saber la muerte de Marrón , que averigüe si S. A. R. el Infante piensa suprimir el cargo que le había dado en su "casa", para caso que no, solicitar, confiada en la bondad con la que la han tratado SS. AA. RR., este cargo para su marido, el que, como creo que V. sabrá, es muy apto a desempeñarlo. Como V. conoce, nadie hay que pueda mejor que V. saber sobre esto las intenciones de S. A. R. y nadie como V. es fino y complaciente para hacérnoslas saber. Con esta carta le concederá V. un premio a mi laconismo; si me (o nos) contesta, yo concederé otro a su bondad y a su benevolencia.
Fernán
23 junio 67

1865-12-13. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier. Le solicita recomiende a un conocido suyo para un puesto de encargado que necesita reemplazar su suegro. Comenta la llegada de los duques de Monpensier a Sanlúcar. Hace alusiones a algunos casos y temores por la enfermedad del cólera.

TRANSCRIPCIÓN:

Hubiera querido escribir para dar a V., y que se lo diese a mi querida Julia, el pésame por la muerte de Ágreda, uno de esos hombres cuya proverbial honradez honraba nuestra menospreciable época, y cuya caballerosidad y finura honraban el hoy tan rebajado carácter español. Con cólera o sin él, no se verá nunca desierta la triste senda que lleva nuestros mortales restos a: "volverse polvo lo que polvo fue".
Pero V. era "introuvable"; unos lo hacían en aquel río tinto, aquel Aqueronte, río de tristeza y de angustia en la fábula y en la realidad. Otros sostenían que estaba V. en el Puerto, otros que en Jerez, por lo cual, a no haber puesto el sobre como aquella pobre madre de un soldado: “a mi hijo Juan, donde esté”, no podía escribirle. Llegado el feliz y tranquilizador momento de saber a SS. AA. RR. en Sanlúcar, ya habría sabido dónde dirigirle este retenido pésame, aunque los renglones que acompañaban la carta de Matilde no me lo hubiesen confirmado.
La llegada de SS. AA. RR. pone al fin las cosas en su estado normal. El cielo se serena; el sol brilla, los últimos e infundados temores de cólera se disipan con las nubes, y los olivos se preparan a recibir a sus respectivos mochuelos. Dios mejora sus horas.
El pueblo, que siempre habla por imágenes, dice de una persona pedigüeña, que "parece mano de huérfano", esto es, mano extendida para pedir; me aplico esta comparación con solo la variante que la huérfana no lo soy yo. Lo que a V. pido es solo y únicamente el que si su Sr. suegro trata de reemplazar a su encargado, muerto del cólera, y si no tuviese compromiso a otro conocido suyo a la vista, es decir, si busca, que le recomendase V. a un sujeto excelente, fino y entendido (que dará fianza), el que sirve un modesto destino, compatible con los quehaceres que le pudiese dar el cargo de que hablo a V. El pobre, aunque tiene poca familia, es activo y ama el trabajo y ha pensado que, unidos estos dos cargos, podría pasarlo mejor que con el pequeño sueldo que le da su destino. V. comprenderá que yo no recomendaría sino persona de "toda confianza". Le he quitado toda esperanza, diciéndole que el Regente tendría ya a cientos las pretensiones y personas conocidas; pero he querido cumplir lo que prometí y merecer mi definición de "mano de huérfano".
Mi portera Valle sigue mejor, pero con sus parótidas está hecha un monstruo, ¡¡y tan impertinente!! ¡Ay Velarde! Dios me va a castigar, acuérdese V. de lo que le digo, pues como siempre estoy buena, y si alguna vez dejo de estarlo no me quejo, los males me impacientan, y las quejumbres me desesperan.
Ayer tuve una carta de Mr. de Latour, y diciendo que es de él es inútil añadir "preciosa", pues dicho se está. Me. Mercier ha consolado mucho a Aurora en la pasada temporada diciéndole, en tono muy convencido, que era un absoluto imposible el que Dios se llevase a una persona tal "útil" como yo!!! Yo le contesté que tenían razón, solo que se había dejado en el tintero el "in" antes del "útil", pues efectivamente, todos los pobres, viejos e inútiles estábamos después del cólera "au grand complet", y así lo verán SS. AA. RR. cuando vengan, que serán asaltados por "el mismo" enjambre de pobres que imploran su inagotable caridad.
El correo debería exigir que pusiese yo dos sellos a mis cartas, por su mucho contenido y por pesadas. Pesada o no, soy la mejor y más sincera de las amigas de Julia, de su niño y de su marido,
Fernán
Fernando quieto en Bornos. Le voy a decir que a él toca escribir ahora la segunda parte del Verano, es decir "un invierno en Bornos".
13 diciembre 65

[1865?]. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier. Le envía un artículo publicado en El Independiente. Anuncia que su escrito sobre la casa de Hernán Cortés ha sido reproducido por varios periódicos. Hace un comentario sobre un artículo del Obispo de Orleáns y el tema de la educación de las mujeres. Se refiere además a algunas visitas privadas.

TRANSCRIPCIÓN:

Señor y amigo:
No es sólo el placer de comunicarme con usted el que pone la pluma en mi mano. Es el deseo de enviar a usted el adjunto artículo que trae hoy "El Independiente". Rejano, su propietario y director, me lo envió manuscrito preguntándome si podría insertarlo, o si SS. AA. RR. lo llevarían a mal. Le respondí que yo no era parte a juzgar lo que a su periódico, ni menos a calificar lo que podría o no disgustar a SS. AA., aunque nada ofensivo hallaba en el artículo.
No sabiendo por quién era escrito, no me atreví a añadir que me parecía en alto grado soso y frío. Hoy lo hallo en su periódico y se lo remito a usted.
Me ha llamado la atención el que el artículo sobre la casa de Hernán Cortés ha sido reproducido inmediatamente por La Época, La Lealtad, El Pabellón Nacional y varios periódicos de provincias, por supuesto con sus faltas primitivas, entre las que sobresale, hablando de usted, la "actitud" en lugar de la "aptitud". ¡¡Qué cajistas y qué correctores!!
Antes de ayer salí por primera vez después de dos meses de encierro; fui, ya podrá usted pensarlo, a conocer a la recién nacida. Hallé allí un dulce y bello cuadro de familia. Sobre las rodillas de su abuelo estaba su hermosísimo nieto con su docilidad y genio de ángel; sentada en el sofá estaba su recién casada cuñada de usted, teniendo en sus brazos a Dª María Teresa, muy satisfecha con estar en visita, lo que demostraba a veces con una alegre risa; estaba el marido, Susana, la hija de Cosme y éste, que nos animaba a todos con su genio alegre. La señora de la casa, entre su buen padre, sus hermosos hijos y sus hermanos, sólo una cosa echaba de menos…
He leído el artículo del Obispo de Orleans y enviado a San Telmo El Correspondant que se dignó prestarme S. A. R. He sentido ver en aquel antagonismo entre el autor y Mr. de Maistre dos genios tan semejantes en el fondo de la idea esencial y fundamental de sus doctrinas, pero Mr. Dupanloup es médico y Mr. de Maistre es cirujano. Mucho me ha gustado el artículo, aunque más aplicable a Francia que a España. Aquí, por desgracia, es preciso empezar por el ABC. Usted me comprende. Por suerte el talento, tacto y virtudes de las mujeres hacen que no se eche de ver que lo que saben es "adivinado" y no enseñado.
Mucho hablé esta noche de S. A. R. la Infanta, era a medianoche y con Rivera; asistíamos, él como cirujano, yo como amiga "compatissante", a una jovencita casada con un caballero alemán, que no tiene a "nadie" de su familia aquí y paría en la fonda de Madrid. ¡Mal rato pasamos todos!, pero parió al fin un varoncito muy sanito. ¡Qué noche! Así escribo a V. mal, con la confianza de que su buena amistad me lo perdonará.
Suplico a V. de besar con cariño y respeto en mi nombre las manos de SS. AA. RR., de saludar a Joaquina, Ramona y Pepita y creerme su mejor y más invariable amiga
Fernán

1865-05-31. Carta de Cecilia Böhl de Faber a Miguel Velarde

Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, donde entre otras cosas le comenta que le han encargado una obra en francés para una colección religiosa de Francia, por lo que hará una traducción literal de Simón Verde para que alguien allí la ponga en buen francés.

TRANSCRIPCIÓN:

Mi querido amigo:
Ayer mismo escribí a Fernando, al que remití mi manuscrito para que hiciese en él la enmienda que V. me indica y que es importante para el público inteligente. Ayer vi el cuerpo de San Fernando y creí ver aún en su semblante una dulce sonrisa, causada seguramente por la impresión que le habría producido ver impresos en su santo dedo los preciosos labios infantiles de sus hermosísimos nietos.
El Padre Feliz me ha mandado suplicar que escriba una obrita en francés para una biblioteca de recreo y religiosa que van los católicos de Francia a imprimir para darle muy barata a los pobres, y que si eso no pudiese ser, que traduzca alguna que no lo esté.
Esta petición, hecha por persona tan respetable, me tiene muy apurada, pues no poseo bastante bien el francés para escribir ni para traducir para el público. He respondido que traduciré a "la letra" Simón Verde, siempre que tenga allí quien ponga en buen francés la traducción literal.
¿Conque piensa S.S. canonizar a Colón? Mucho me alegraría. ¡Qué felices son Colón y Cortés de verse desde arriba, hoy tan justamente apreciados por las personas que lo son! Pero dudo de que S.S. se ocupe de eso.
De V. su más sincera amiga

[está recortado el papel en la zona de la firma]

31 mayo 65

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