Poeta y periodista puertorriqueño. Nació el 16 de febrero de 1890 en el Viejo San Juan. Hijo de Cesáreo Ribera de Santo, un gallego apasionado por la poesía, y Mercedes Chevremont Pozá, de ascendencia francesa y mallorquina, quedó huérfano en su niñez. Tras completar su educación primaria y secundaria, trabajó en diversos comercios. Sus primeros escritos, de estilo modernista, se publicaron en la Revista de las Antillas, fundada por Luis Lloréns Torres en 1913. En 1914, lanzó su primer poemario, Desfile romántico, caracterizado por un tono íntimo y romántico, buscando la perfección formal del modernismo.
En 1918, junto a José S. Alegría, editó la Antología de poetas jóvenes de Puerto Rico y colaboró con Luis Muñoz Marín y Antonio Coll Vidal en Madre haraposa. Su obra El templo de los alabastros (1919) aún mostraba influencias modernistas, pero ya insinuaba tendencias vanguardistas. Durante este período, fue jefe de redacción del periódico El Imparcial, donde escribió la serie de artículos España en la conciencia de América. En 1920, viajó a España y, en Madrid, se relacionó con poetas y académicos, familiarizándose con movimientos vanguardistas, especialmente el ultraísmo, que promovía una lírica rítmica en verso libre, evitando adjetivaciones y nexos innecesarios.
Participó activamente en el movimiento vanguardista madrileño, ofreciendo conferencias y recitales en el Ateneo de Madrid y asistiendo a tertulias literarias. En 1922, publicó La copa de Hebe, mostrando una lírica más vanguardista, rica en imágenes, aunque conservando la rima clásica modernista. Al regresar a Puerto Rico en 1924, promovió las ideas ultraístas en medios como La Democracia, Los Quijotes o La Linterna.
La publicación de Los almendros del Paseo de Covadonga en 1928 marcó una transición en su estilo lírico, retornando a métricas tradicionales y dejando atrás la experimentación, pero manteniendo la búsqueda de perfección formal y una presentación innovadora de imágenes. Esta etapa incluye obras como La hora del orífice (1929), Pajarera (1929) y Tierra y sombra (1930), caracterizadas por una perspectiva más contemplativa y universal.
A partir de Color (1938), sus poemas, generalmente breves y con preferencia por el soneto, abordaron temas como la hispanidad, el criollismo y el puertorriqueñismo, especialmente reflejando paisajes locales. Esta línea temática continuó en obras como Tonos y formas (1943), Anclas de oro (1945), Barro (1945), Verbo (1947), Creación(1951), La llama pensativa (1954), Inefable orilla (1961), Memorial de arena (1962), El semblante(1964), Canto de mi tierra (1971) y El caos de los sueños* (1974).
Durante su etapa vanguardista, destacan los poemarios Tú, mar, y yo y ella (1946) y El hondero lanzó la piedra (1975), que incluyen versos libres con imágenes complejas e indirectas. Tras su fallecimiento el 1 de marzo de 1976 en San Juan, se publicaron póstumamente El libro de las apologías (1976), Jinetes de la inmortalidad (1977) y Elegías de San Juan (1980). La trayectoria literaria de Ribera Chevremont refleja una evolución desde el modernismo hacia la vanguardia, consolidándose como una figura central en la poesía puertorriqueña del siglo XX.