Área de identidad
Código de referencia
Título
Fecha(s)
- 1859-12-24 (Creación)
Nivel de descripción
Unidad documental simple
Volumen y soporte
2 h. (4 p.)
Área de contexto
Nombre del productor
Institución archivística
Historia archivística
Origen del ingreso o transferencia
Área de contenido y estructura
Alcance y contenido
Carta de Cecilia Böhl de Faber ("Fernán Caballero") al coronel Miguel Velarde, ayudante de campo de S.A.R. el duque de Montpensier, alabándole por su heroica participación en la guerra de África y por el cargo de tener bajo su custodia al joven Príncipe de la casa de Orleans. Expone sus opiniones sobre la guerra y termina transcribiendo unas coplas populares sobre los acontecimientos.
TRANSCRIPCIÓN:
24 diciembre 59
¡Cómo expresar a V., mi joven amigo, el placer tan sentido que me causó su carta! Me lo habría causado grande la del último ranchero de ese ejército gloria y prez de la España, en el que cada soldado es un héroe y cada oficial un Cid, cuánto pues, no me lo causaría la de V., que renunciando a los dorados salones y todas las regias dulzuras de la vida, pide como un favor participar a los atroces peligros, a la vida espantosa que proporciona esa guerra con fieras en un país salvaje! ¡Pero amigo mío! aquí todo es providencial, y cuando la Francia bajamente nos abandona, y cuando la Inglaterra vilmente nos combate, favoreciendo a la barbarie en nuestros contrarios, Dios infunde su espíritu en la nación entera, y bendecidos por su Reina y por los Príncipes de la Iglesia, animados por las entusiastas simpatías, marcha este ejército, pasa la mar, desprecia los rigores de la estación, los males, las privaciones, y vence a cuádruples fuerzas. Doy a V. la enhorabuena no solo de pertenecer a este admirable ejército, sino por haber merecido entre héroes una tan gloriosa distinción. No lo es menos la que el Señor Infante y el virtuoso, noble y digno Duque de Nemours hacen de V. poniendo a su cuidado ese Príncipe de la casa de Orleans. En enviarlo a esta guerra, en ponerlo bajo la custodia de V. han andado tan atinados como en todo, y como siempre. Creo al Conde de Luchana bastante noble y caballero para que dé a ambas cosas todo el valor que tienen. Bajaría el gran caudillo de esta grande y heroica guerra de su altura, si por poco que se lo merezca no condecorase con un grado o cruz a ese joven Príncipe, que al dejar los juegos de la infancia, sin necesidad, sin el patriotismo español, viene a exponer su vida por varios conceptos entre estos españoles tan sufridos, tan insensibles a toda clase de privaciones y penalidades. El cargo no debe apurar a V., todo consistirá en que diga a este joven Príncipe, al revés del consabido predicador: "haz lo que yo hiciere".
¿Qué encanto tiene para ustedes esa horrorosa cafrería? Todos están ustedes alegres y contentos ¿pero qué lo extraño? Ese es el premio que tiene el que, como dice el himno de los cazadores de Simancas, pelea: por su Dios, "por su Reina, por su patria"; esta alegría la tienen los que ven todas las manos unidas para aplaudirlos, todos los labios moverse para bendecirlos, todos los corazones alzarse a Dios para rogar por ellos. Los heridos fueron recibidos aquí en triunfo; están acariciados y mimados; ninguno muere y todos alegres aclaman por su pronta curación, no para irse a restablecer a sus casas, sino para volver a África; el triunfo embriaga y ustedes no han hecho más que triunfar. Antes estaba contra la guerra, ahora me entusiasma porque ha regenerado a la nación, y si yo fuese la Reina daría por nombre a ese ejército de África "el invencible". ¡Viva España! ¡Viva nuestro ejército! ¡Vivan sus brillantes oficiales! ¡Viva ese intrépido caudillo O'Donnell!
Envío a V. algunos pedacitos de periódicos que podrán interesarle, pues demuestran el entusiasmo general. Pero sepa V. y sepa el general en jefe, que no les permito ir, sino hasta Tetuán. Ahí se les dice al morito: "¡ahí tienes una, vuelve a por otra!" Y entonces se regresa a la patria que aguarda con los brazos abiertos, trayendo nuestro pabellón alzado por cima de todos y tanta gloria como pueden dar la bizarría, la constancia, la pericia y el denuedo. Siempre estoy mirando al cielo, y las nubes me asustan más que las gumías, pues nos han enseñado ustedes a no temerlas.
He tenido carta del ángel de San Telmo, ¡¡y nada menos que para darme un encargo!!... muy secreto… muy delicado… ya V. ha adivinado que es una obra de caridad. Las obras de caridad de esa santa Princesa son como los triunfos de ustedes, no tienen término. Mr. de Latour llegó por fin a Madrid. Aquí no hay nada de nuevo. Se vive completamente con el pensamiento en África. Los ciegos hacen su agosto; cada parte telegráfico que anuncian es comprado con avidez hasta por los más pobres. Todo se vuelve alegría, no he conocido guerra más alegre. Podría contar a V. mil anécdotas, pero ni alcanza el papel ni quiero fastidiarlo. Si, gracias a Dios, he sabido de V. por las cartas de Manuel, ese mi querido y predilecto sobrino, al que suplico a V. diga mil cosas, aunque el ingrato no me ha escrito un renglón. ¿Están ustedes tostados y barbudos? Mejor, así tendrán ustedes cara feroz para el enemigo, en lugar de tenerla bella y simpática, como naturalmente y siempre la tienen. Los que no han ido a África están mustios, por más que lo disimulan. Que tuviese tanto atractivo El Serrallo, lleno de lujo y bellas sultanas, lo comprendería, pero vacío, escueto, ¡y con esos horribles, sucios, bárbaros feroces y esforzados moros! No lo comprendo.
Aquí se canta por las calles:
De qué le sirve al moro
Sus mil caballos
Si le ha tomado Echagüe
Hasta el Serrallo
De qué le sirve al moro
Tener cañones
Si su plaza de Tánger
La toma O'Donnell
Se acabó el papel, pero nunca la gratitud que me ha inspirado su carta ni la sincera amistad de su más amiga,
Fernán Caballero
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Nota de publicación
Una transcripción de esta carta publicada en: Fernán Caballero: "Epistolario", tomo XIV de las Obras Completas, Madrid : Tipografía de la Revista de Archivos, 1912, pp. 191-196. Esta publicación está digitalizada en la Biblioteca Virtual de Andalucía.
Área de notas
Notas
Carta anotada con el número 11